Capítulo 25.

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Aclaración: Se toca el tema de Jace como activo, pero no se culmina. Por otro lado, se hace ver el amor mutuo, así que, aunque sé que no gusta mucho ese cambio de posiciones, sería bueno leerlo. Igualmente, no te obligaré a hacerlo. ¡Disfruta!

Advertencia: +18 leve.

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Era doloroso admitir que se sentía bien, cuando no quería hacer notar su placer de ninguna forma, pero la boca de su chico era bastante experta y buena en lo que hacía, en todo lo que hacía. Lo lamía de arriba abajo, succionaba sus bolas mientras la mano lo masturbaba, y succionaba la punta como una pajilla, queriendo exprimirlo.

—Estás tenso—. Jace se acercó al rostro del alfa, besándolo suave en los labios. El chico continuó masturbándolo, mientras con otra mano le acariciaba el pecho, enrollando los vellitos en sus dedos, y pellizcando uno de los pezones—. No te haré daño, te amo—. Besó su mejilla, y algo se derritió dentro del mayor. La mano del chico comenzó a bajar desde sus bolas, y él dio un espasmo, asustado.

—No entrará, no dilato como tú—. Jace ladeó el rostro.

—Lo sé, traje un poco de gel—. Y lo dejó en la cama, dirigiéndose a la maleta, y tomando de allí un botecito de color rosa. Así que lo había planeado, pensó el mayor. Era maquiavélico pensar que su pequeño había estado maquinando todo ello, pero le gustaba saber que lo tenía siempre en mente.

Jace se acercó, subiéndose a los muslos del mayor, y volviendo a besarle el pecho. Parecía esforzarse seriamente por hacerlo sentir bien, y eso era una ternura. Quería acariciarle el cabello y llenarlo de besos, pero sabía qué tan feliz hacía eso a su ángel, y no podría negarle nada.

El chico descendió por sus muslos, y bajó hasta entre sus piernas. Cooper decidió no mirarlo, pero sí sintió como un poco de frío gel caía por sus bolas. Tembló por la sensación. Jamás se había imaginado en una situación igual. La boca de Jace volvió a envolver su pene, succionando y besando toda la extensión, y las manos de este bajaron entre sus nalgas, por el recorrido del gel.

Sintió, con terror, como la punta del dedo del chico intentaba entrar, y la tensión en sus músculos no daba camino fácil. Aun así, trató de respirar para relajarse. Tal vez eso no era precisamente su lugar favorito, pero si a Jace lo hacía feliz, ¿por qué no? Inhaló y exhaló una y otra vez, hasta que el dedo con gel entró por completo. Miró con curiosidad a Jace, quién con una mano lo masturbaba (seguramente para no hacer que se bajara su erección), mientras con la otra movía el dedo en su interior. Se estaba esforzando, lo notaba por la concentración que llevaba.

— ¿Esto te hace feliz? —. Murmuró. Jace levantó la mirada.

—Sí—. Afirmó—. Perdón...

—No. Está bien. Haría lo que fuera por verte feliz—. Las mejillas del chico se encendieron, y dejó su trabajo, abrazando el grande cuerpo del alfa, mientras le repartía besos en el cuello.

—Si no quieres continuar... —. Susurró en su oreja. Sería lo correcto decirle que tomaba el control nuevamente, como "debía" ser. Pero Jace tenía ese tono de esperanza en su voz, y si no supiera que es tan lindo, pensaría en lo manipulador que puede llegar a ser; al menos con él.

—Termínalo, ya comenzaste, no me dejes con las ganas de saber cómo actúas de activo—. El chico rió, restregando su mejilla en la incipiente barba del mayor—. Pero desátame. Me duelen los brazos—. Y no mentía.

Jace se subió encima de él, y quitó el seguro de las esposas, liberando uno de los brazos del mayor, mientras pasaba las esposas por la cabecera, y terminaba de quitarla en la otra muñeca. Cooper acarició sus manos, adolorido, para después tomarlo de las mejillas, dándole un beso. Movió suavemente sus labios en los del chico, abrió un poco la boca de este, e ingresó la lengua con una cálida sensación. Se separó en unos minutos, lamiendo la saliva que restaba.

Sex appeal. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora