Sex appeal. |Henray|

Capítulo 20.

Advertencia: Contenido sexual explícito. Parafilia (adivinen cuál). Mind Break. Tendencias abusivas. Si no te gusta, no lo leas.

.

—Déjeme ir—. Habló, después de casi quince minutos en completo silencio, mirándose fijamente. Cooper no había hablado, pero sus ojos decían tantísimas cosas, que para Jace fue imposible formular palabra hasta el momento. Veía de todo en los orbes azules, desde impotencia, ira y frustración, hasta amor incondicional que quería creer era verdad.

—No—. Gruñó. Olía levemente a alcohol, no tan fuerte, pero sí sentía que ello le dio la fuerza de voluntad de dejarse llevar un poco por sus instintos naturales de posesividad ante ese omega. Su omega.

— ¿Por qué?

—Tenemos que hablar—. Jace rio, irónicamente, ante ello.

—Ya no quiero escucharte—. No después de que lo ignoró, después de que tuvo tiempo de explicarle y decidió no hacerlo. Dejarlo solo lidiando con sus sentimientos. Como si todo lo que pasó fuese solo un producto de su agobiada y solitaria imaginación—. Decidiste hacer como si nada hubiera pasado; y yo tomé la misma elección—. Lo trató de separar de su cuerpo, pero Cooper estaban tan pegado a él, que no podía hacerlo.

— ¿Por qué?

—Porque era más fácil que enfrentarme a la soledad—. Suspiró—. Tú hiciste lo mismo. ¿Esperabas que siempre estuviera dispuesto? Te lo dije una vez, Cooper: Tienes una visión muy ingenua de mí—. El mayor cerró los puños, cerca del rostro de Jace. Este trataba de no sentirse intimidado, pero era difícil. Siendo omega, su instinto pedía correr o entregarse al alfa. Pero, ante todo, tenía un pensamiento consiente de él mismo—. Creo que hubiese sido mejor para todos si no metieras sentimientos para tratar de manipular una situación natural como es el sexo—. A pesar de ser tan temeroso ante las personas, a pesar de no haber crecido al mismo ritmo, él sabía cuándo el sexo era solo eso. Lo usaron muchas veces, pero también él estuvo entregado al placer. Era difícil no pensar con su parte inferior después de todo—. Me iré.

Iba a girar entre los brazos de Cooper, pero este se recostó en él, pegando por completo sus pechos, y sin oportunidad de moverse. Frunció el ceño, molesto.

—Te necesito, Jace—. Gruñó roncamente—. Eres el único que puede complacerme.

—Ah, ¿sí? —. El chico, sin saber a qué tipo de complacer se refería el alfa, se restregó en este, sacándole un gemido. Estaba duro, sentía ese increíble miembro golpear en su vientre—. Si solo quieres sexo, está bien—. No iba a dejar que lo usaran nuevamente—. ¿Quieres placer? Bien, lo haré. Pero déjame rehacer mi vida—. Lo empujó, separándolo un poco, y que sus rostros quedaran frente a frente.

—No es... —. El chico se lanzó a besarlo, mordiéndole con saña el labio inferior. Estaba furioso, pero caliente. Odiaba que su libido fuera tan alto debido a la medicación. A veces se sentía incapaz de complacerse por completo.

Jace bajó una mano por el abdomen del mayor, aun deleitándose con el labio inferior de este, y acarició encima del pantalón el miembro que pedía a gritos ser liberado. Se sentía bien tener ese control, esa capacidad de hacer que un prime se pusiera de esa forma. Inflaba su ego.

El mayor, indispuesto a ceder su control, jaló del cabello a Jace, separándolo, y arqueando la cabeza de este. Se reflejaba el deseo en sus ojos, pero no había un brillo amoroso, más bien, rencoroso. Estaba furioso, y quería demostrarlo. Cooper, por el contrario, quería experimentar aquella furia intensa en la sexualidad, porque también estaba completamente frustrado al ver a su omega con todo el mundo, menos con él.