Sex appeal. |Henray|

Capítulo 13.

Dedicado a: MurderDark. ¡Feliz cumpleaños!

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—Así que eso pasó... —. Cooper trataba de que su mente diera razón a lo que escuchaba, pero le era difícil creer que Tony estaba "engañando" a Steve, porque ambos se adoraban. Trataba de entender una razón para ello, pero simplemente no la hallaba—. Vaya, que locura—. Jace asintió, acurrucándose aún más en el pecho del mayor. Eran las tres de la mañana, eso decía en su reloj de pared, y ambos habían tenido sexo nuevamente cuando entraron al apartamento del chico. Se sentían insaciables, no podían mentir.

—No sé qué hacer—. Cooper acarició los mechones rubios del chico.

—No hagas nada—. El menor se levantó un poco, inspeccionando lo que dijo—. Ellos son adultos, al igual que nosotros, sabrán qué hacer al respecto. Tú cumpliste al decirle a tu padre. Ya no puedes hacer más...

—No quiero que lo lastimen... —. El mayor estiró su mano para acariciar la mejilla del chico.

—Créeme que no lo harán—. Conocía a Richard, era un hombre fuerte e imperturbable. Dudaba bastante por qué estaba en esa relación, sabiendo lo que ocurría. Pero, siendo honesto, le preocupaba más la mente adorable de Jace que de Richard—. ¿Confías en mí? —. Era extraño, pero Jace lo hacía. Jamás en su vida confió tanto en alguien como estaba haciéndolo con Cooper. Su mente viajaba de vacaciones cuando se trataba de analizar sus opciones, dejando a elección del mayor estas. Era relajante poder sentir esa tranquilidad con alguien, algo no muy común para él. Siempre fue... Cerrado. Pero Cooper lo abría con tal facilidad que no le incomodaba en absoluto.

—Sí... —. Murmuró, volviendo a recostar su cabeza en el masculino pecho del alfa. Ronroneó, feliz ante los latidos del corazón de este, seguidos por las caricias que daba a su cabello. Su mente recordó, levemente, que esas mismas manos lo consolaron cuando su madre cayó enferma.

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El lunes llegó, con un fin de semana bastante relajante para ambos. El trabajo volvió con normalidad, y ambos eran lo suficientemente maduros para no mezclar sus intereses personales con lo laboral. Jace no entendía muy bien cómo se podían categorizar ahora. ¿Eran novios? Sonaba intenso. No podía negar que sentía una enorme atracción sexual por Cooper; le encantaba tener sexo con él, besarlo era un paraíso, y lo sucio que a veces eran en la cama le hacía temblar. Pero ¿eso era suficiente razón? No es que quisiera a Cooper con otra persona, pero... ¿lo quería con él? Siempre le dio pánico las relaciones, su psicólogo lo ayudaba a conllevar esas cosas antes de huir despavorido.

—Jace—. Levantó la mirada, encontrándose con Sean.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿No te alegra verme? —. Chilló, adolorido.

—Eh, sí. Pero, ¿no deberías estar en sistemas?

—Bueno, hace un rato no te veía, y quería preguntarte si quieres ir al cine el jueves. Estrenan una película, y Piper no quiere acompañarme. Le aburren las películas de ciencia ficción. Pero como eres un chico de cultura, pensé que querrías ir—. Hablaba muy rápido, y demasiado. Jace entendió, aunque se mareó de tratar de llevarle el hilo a la conversación.

—Miraré mi agenda—. Porque era un día entre semana. Si tenía una reunión, estaba seguro de que no podría ir.

—Niño ocupado—. Siseó el muchacho. Jace sacó su celular, abriendo el calendario en este, y su corazón brincó al darse cuenta que ya se aproximaba su celo. Se había olvidado por completo de ello, y estaba seguro de que no tenía medicamento. No podía ir a su servicio de salud por más, su médico estaba en vacaciones y no quería ir con otro a contarle sobre sus medicamentos psiquiátricos para que medicara algo que no afectara con estos—. ¿Pasa algo? —. Jace mordió su labio, era peligroso.