*Capítulo 4. (Falso)

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ATENCIÓN: Este era el capítulo 4 que tenía preparado, pero me di cuenta de dos cosas. La primera es que me estoy forzando mucho a escribir esta escena sexual (+18), por lo que quiero avanzar más con la historia antes de. Y lo segundo es sobre el esfuerzo de ello, creo que es debido a un problema reciente, por lo cual, me está costando horrores escribir sexo de una forma apasionada y no obligatoria. Por eso este es el capítulo "Falso", porque fue escrito pero no terminado. En un día, más o menos, traeré el "Verdadero". No pensaba publicarlo, pero me dije que tal vez deseaban leer de ello. 

Este capítulo no afecta el siguiente (o a la trama), tómenlo como un extra si gustan.

Siento todo, la única advertencia es contenido +18 no concluido. 

Siendo todo. Disfruten. 

.:.

No supo cómo llegaron ahí. Podría echarle la culpa al alcohol en su sistema, pero la realidad era que lo deseaba. Deseaba tanto a Ray que olvidaba por completo su situación. Había elegido no volver a caer ante alguien que, simplemente, no lo quería. Pero, así eran los humanos, rendidos a un deseo propio de ellos, donde el placer es la principal estaca que se clava en el pecho.

Subieron al piso de la suite en silencio, pero con aquella tensión sexual que podía fácilmente cortarse con unas tijeras al andar. Llegaron a la suite, y no pasaron ni cinco segundos para que Ray lo encerrara entre la puerta y el enorme cuerpo de alfa que tenía, besándolo tan feroz que le estaba asustando un poco.

Era un alfa prime, un maldito alfa prime iba a tener sexo con él. Ni en sus mejores sueños húmedos pensó aquella cosa.

Ray acariciaba sus costados, metiéndose bajo su suéter de lana y doblando su blusa para sacarla del pantalón, así teniendo acceso a su carne. Los besos eran muy salvajes, lo empotraba contra la puerta, sin darle oportunidad de respirar, mientras le comía la boca una y otra vez. Era desesperante ni cuanto menos. Logrando meterse bajo su camisa, apretó los costados de su cintura, dejando marca seguramente, y rasgando un poco con las uñas. Gimió ante el dolor, pero Ray solo aprovechó metiendo la lengua y embistiéndole la boca.

—N-necesito... respirar—. Lo alejó un poco, perdiéndose en los ojos nublados de Ray. Lo veía de una forma indescriptible, casi como si realmente deseara algo con él. Apartó la mirada, evitando caer en aquel mal deseo. Ray se acercó a su cuello, y comenzó a olfatearlo, mientras gruñía. Sintió el aroma del alfa embriagarlo, mientras este se restregaba cual animal en él.

—Hueles tan bien—. Era la primera vez que le decían aquello. Casi siempre su olor era pasado por alto, puesto que era... Muy sencillo. A pasto mojado y tierra. ¿A quién le gustaba eso? En cambio, un alfa como Ray daba autoridad con su simple aroma—. Quiero comerte entero—. Lamió su cuello, succionando un lado de este, y subiendo hasta su mejilla por medio de besos.

Ray se separó de él, y lo jaló hasta el cuarto. De ser por él, lo hubiese cargado; pero conocía omegas que no se sentían cómodos con esos gestos. Él era alguien que, definitivamente, disfrutaba tener el control de su pareja.

Henry se subió a la cama, casi embriagado por el olor del mayor, y comenzó a quitarse su arrugado suéter, tirándolo fuera de la cama. Ray también se estaba desnudando por su parte. Sacó su teléfono del pantalón, deshaciéndose de este también, sin timidez, y dejó su celular en la mesa de noche. El rubio, a diferencia de lo que muchos creerían por ser dócil, era bastante despreocupado en el sexo.

El sexo era sexo. Y eso lo tenía claro después de ser, tantas veces, solo el juguete de ricos empresarios. Claro que quería que lo amaran, pero estaba en una situación donde solo existían las ganas de revolcarse como animales en la cama. Y eso no estaba mal, si tenía en claro que eso era lo que buscaba.

Ray se acercó a la cama, desnudo por completo, y Henry se limitó a no mirar más allá del rostro. No quería ser tomado como un pervertido tampoco, pero... Le gustaba el sexo, cuando no era un medio para llegar al amor de su vida.

Ambos volvieron a besarse. El mayor subió a la cama, y Henry lo giró, haciendo que quedara sentado en la cama, mientras el rubio se subía encima de sus muslos, aun sin besarlo. Su quijada, cuadrada y perfecta, estaba levemente rasposa por la barba, y bajó por esta con besitos hasta el cuello, donde se deleitó con el aroma prime del alfa.

Su mano acarició el abdomen del mayor, bajando hasta los fuertes abdominales, y acariciando el pene erecto de este, suave, con la yema de sus dedos. Enrolló estos en la anchura del falo, y comenzó a masturbarlo lentamente, mientras le besaba el cuello.

Ray gemía, disfrutando como el chico hacía una parte del trabajo. Aun así, no duró mucho hasta que cambió posiciones, dejando a este bajo su cuerpo, lamiéndole el cuello. Sus manos acariciaron la tersa piel del menor, hasta las caderas. Abrió las piernas de Henry, metiéndose entre ellas. 

Sex appeal. |Henray|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora