27. Riesgos

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Minutos antes...

-¡Alex!-. Habló Imra sintiendo su pulso acelerado al correr hacia su dirección.

La nombrada volteó rápidamente ajustando su arma, estaban listos para partir en rescate de su colega.

-¿Qué haces aquí?-. Preguntó confundida al ver qué no estaba en su respectivo labor.

-Kara me pidió venir-. La pelirroja puso los ojos en blanco al confirmar su sospecha.

-No hagas ese gesto, además si no hubiera sido yo tal vez ella estaría aquí-. Argumentó la chica unifomándose.

Ante tal lógica Alex no pudo argumentar nada, ella tenía razón.

El equipo estaba listo y Winn tenía las últimas coordenadas que el móvil del chico obtuvo antes de que éste desapareciera del radar. Armas de todo calibre y con toda la precaución posible subieron a las furgonetas y emprendieron camino hacía su posible estadía.

...

Ciudad Gotham.

Oxford City, bodega Wayne Enterprises.

Grayson se mantenía sobre una silla sentado y adolorido atado de pies y manos con una venda blanca en los ojos, aún no cobraba sentido de lo que estaba pasando.

Los tipos jugaban cartas a unos cuantos metros lejos de él mientras que el mayor de en medio veía al chico de manera fija y reflectiva. Uno de los que se mantenía entretenido bebiendo cerveza le ofreció una al mayor quién con algo de duda y agradecimiento negó aceptar una. Encogiéndose de hombros la persona robusta y baja de estatura se dirigió de nueva cuenta hacía la mesa para volver a jugar.

De todos el mayor de en medio temía estar haciendo las cosas mal, no sabía cómo jodidos había caído en ésto sólo por salvar a su hijo, era claro que la decisión había sido rápida y sin consentimiento ya que ocupaba el dinero para darle un buen tratamiento a su tesoro más preciado, su hijo. Desde la muerte de su esposa y el despido repentino de su más reciente empleo él cayó en desesperación por conseguir algo para salvar a su otro más grande amor ya que al principio no había podido salvar al más importante, su esposa, tras perderla a ella y a su padre no se permitió perder a más gente pero hizo una excepción al tratarse de su hijo que corría el mismo destino que su abuelo y su madre así que acudió a cualquier cosa, a cualquiera que terminó matando a gente igual de inocente que todos los demás.

Un gruñido de dolor lo trajo devuelta a su dura realidad, ésa que le engendra pesadillas por las noches y lo orilla a mantenerse despierto.

Con el dorso de su mano talló de manera rápida sus ojos, los mismos que tenían ojeras visibles por la evidente falta de sueño, un último bostezo y se levantó de su respectivo asiento yendo hacía el chico que con dificultad podía moverse.

Enseguida se escucharon las sillas ser retiradas y el mayor de en medio los tranquilizó haciendo un ademán cualquiera haciéndolos detener cualquier movimiento, éstos accedieron y volvieron a sentarse mirando con atención lo que haría su compañero. No le gustaba comportarse de tal manera, pero debía hacerlo, por su hijo.

-¿Dónde, en dónde, estoy?-. El pelinegro movía la cabeza de un lado a otro exaltado al no visualizar nada.

Sentía en su frente algo plegostioso, supuso que sería sangre tal vez.

Las risas provenientes de hasta el fondo se escucharon y él se preocupó más de la cuenta. Tratando de guardar la calma él respiró lo más hondo posible, llenando sus fosas nasales de alcohol y algo de humo de tabaco que se respiraba en el ambiente.

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