5. Coincidencias

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Saliendo de su pequeño trance negó varias veces y tomó las llaves del auto antes de traerlas en mano dirigiéndose a la entrada.

-Señores-. Dijo a través del pasamontañas. Los guardias le dedicaron un saludo militar y se hicieron a un lado para dejarnos pasar.

Esa voz... A pesar de sonar amortiguada debido a la máscara que seguía portando negándose a revelar sus razgos faciales, el sonido de su voz me era también reconocida, pero... ¿De dónde?.

-Sam-. Dije en apenas un audible susurro siendo ignorada por mi mejor amiga que se encontraba fascinada con el pasillo del lugar. -Sam-. Hablé de nuevo intentando tocar su hombro pero ella prestaba atención a otras cosas. -¡Sam!-. Al levantar considerablemente la voz volteó dejando de caminar dos pasos más por delante de mí.

-Oye, sí te había escuchado-. Dijo para comenzar a caminar de nuevo a mi lado guiadas por el agente hacía un elevador. 

-Necesito decirte algo-. Ante eso ella me miraba esperando respuesta alguna.
-¿Recuerdas lo del club?-. Susurré.

-Claro ¿Por qué? No me digas-. Dijo ensanchando un poco sus ojos en sorpresa. -¿Sospechas de alguien?-. Seguíamos caminando, está vez más lento debido a que no quería que la persona al frente escuchará nuestra plática.

-No. Bueno sí, pero no del atentado de hace un par de minutos-. Frunció su ceño en clara confusión.

-¿Entonces?-. Dijo bajando un poco más la voz.

Otro agente que cuidaba la planta media saludó primero a su oficial y después a nosotras con un leve asentimiento correspondiendo ambas de igual forma.
Después de casi llegar al elevador articulé palabra alguna antes de ingresar.

-Si no que sospecho, de que tal vez conozca a la persona delante de nosotros-. Ante la mención Sam se detuvo un momento antes de mirarme y después a la persona delante nuestro, que afortunadamente nos daba la espalda.

-¿Qué?-. Sin darme cuenta detuve mis pasos unos centímetros después de que ella lo hiciera.

-¿Sucede algo señoritas?-. Girando sobre sus talones mirandonos habló por segunda vez haciendo que Sam se compusiera del asombro y provocará que yo cerrara los ojos de espaldas a ella en busca de alguna figura desconocida en mi mente perteneciente a esa voz.

-No, no para nada todo está bien, es solo que olvidé mis pertenencias en la oficina y necesitaba llamar a alguien-. Giré yendo al elevador seguida de Sam.

Asintiendo de nuevo sus ojos hicieron contacto con los míos, y gracias a la ayuda de la luz blanca perteneciente al elevador pude distinguir que sus ojos eran de un azul radiante, y jodidamente hermosos.

¡Carajo, ¿Qué te está pasando Lena?!

Está vez le tocó desviar la mirada estirando la mano para presionar el botón para comenzar a ir a la planta alta.

En medio del silencio tan favorecerdor, a mi mejor amiga se le ocurrió hablar.

-No hablas mucho ¿Verdad?-. Dijo ella refiriéndose a nuestra acompañante.

La agente con porte ejemplar la miró sin expresión alguna, cuando pensé que le respondería volvió a girar de nuevo al frente haciendo que Sam la mirase de mala forma y me causará una leve sonrisa al ver la supuesta interacción.

Trataba de fijarme en cualquier parte menos en su persona, pero lamentablemente cedí y vaya cosas.

Llevaba un arma a un lado de su muslo y otra al lado de su cadera, consigo una camisa color azul de mangas cortas haciendo posible ver sus muy buenos bíceps marcados.
Sin poder evitarlo seguí hasta mirar parte de su nuca y rastros de cabello rubio dentro del pasamontañas.
No eran tan notorias pero desde mi perspectiva, podían verse las venas en la parte delantera de su cuello, que de seguro con algún tipo de esfuerzo resaltarían lo suficiente.

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