8. Triste Recuerdo

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Kara Danvers...

-Alex, necesito que...-. No terminé la oración por verla llorar a solas en la sala de entrenamiento. Se mantenía sentada en el suelo cruzada de piernas.

-Kara ¿Qué es lo que necesitas?-. Preguntó ignorando el hecho de que la viese llorar.

-Alex por favor, sé que es difícil y que siempre le has guardado su lugar, pero necesitas seguir, necesitas distraerte y saber amar de nuevo-. Me senté al frente con la misma postura que ella.

-No insistas, ella era mi todo Kara, nos íbamos a casar. Ese maldito día nos íbamos a casar y nunca llegó al altar cómo yo quería. No necesito a nadie más, nadie se iguala a ella, jamás serán ella ¿De qué me serviría? Que tal si en pleno acto en vez de disfrutar sólo la recuerde y quede en ridículo, ¿Ah?-. Sus manos pararon a su rostro de una manera frustrada.

Su llanto silencioso me dolía en el alma, ella en cuerpo y alma siempre le haría fiel a Maggie.

-Mira entiendo tu punto, pero yo quiero y necesito a mi hermana en estos momentos, también me preocupo por ti y no puedo verte así, detesto verte así, siempre metida en los trabajos, encerrada en tu departamento, tomando alcohol veinticuatro horas al día-. Aquello pareció confundirle.

-Error, el alcohol siempre fue mi segunda compañía, y eso hasta ella lo sabía-. Sonrió tristemente tratándose de reanimar ante el vago recuerdo.

-Bien, pero tomas más de lo normal. Aunque me sorprendió que anoche no bebieras-.

-No tenía ganas, además creo que ebria la recuerdo más que nunca y eso no me convendría-. Apartó un mechón de cabello rojizo colocándolo detrás de su oreja.

-Al menos sé que lo intentas, pero debes esforzarte más. Ahorita necesito que estés bien y vuelvo a decirlo aunque te enojes, si necesitas un descanso hazlo, lo mereces-. Le dije poniendo mi mano en su antebrazo.

-Y lo vuelvo a decir, no. Si quieres nos vamos pero primero atrapamos a Lex, lo mantenemos preso en una celda de mayor seguridad y seguiremos con nuestras vidas dependiendo del futuro. ¿Te agrada?-. Colocó su mano encima de mi pierna.

-Me agrada-. Contesté abrazándola fuerte.

Hace un año, en Ciudad Nacional...

-Alex tranquila estás demasiado nerviosa-. Se encontraba abrochando de abajo hacia arriba los botones de la camisa color blanca con mangas largas.

Se miraba al espejo una y otra vez dando unos leves retoques al saco negro antes de ponérselo dándole un toque bastante elegante.

Mantenía su peinado corto rojizo peinado hacía atrás haciendo lucir un look algo varonil pero que sin duda le quedaba espectacular.

-Lo siento es sólo que por fin Maggie será mi esposa-. Gritó de alegría y yo le dí un ligero golpe en el hombro.

-Vamos, al fin me darán sobrinitos par de tontas-. Dije y su rostro palideció un poco.

-Oh Dios, es verdad-. Abrió sus ojos expectantes ante la mención de los futuros sobrinos.

-¿No habían pensado en ello?-. Dije obviamente.

-Sí pero ella no quería hijos, me lo dijo antes de que le propusiera matrimonio en aquella horrible sala de conferencias. Ni siquiera pensé el por qué no hice algo mejor para la propuesta-. Dijo algo ida, como si recordara el momento.

-Ay, vamos sé que quizá pudiste hacerlo pero últimamente trabajabas bajo presión y no querías dejar pasar más tiempo. Así que las ganas simplemente te orillaron a adelantarte-. Me encogí de hombros y ella asintió emocionada varias veces.

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