30. Inestable

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Al día siguiente Jack se despertó desorientado, volteó la cabeza en otra dirección aún con los ojos entrecerrados y se le hizo extraño no ver a Lena del lado correspondiente de la cama, e incluso pensó que ni siquiera había dormido allí con él porque el otro lado de la cama estaba intacto, así que llegó a la conclusión de que Lena no había llegado a dormir, frunció el ceño y se levantó sentándose en la orilla de la cama intentando comprender qué era lo que pasaba, Lena solía llegar a descansar, claro excepto si se trataba de algún trabajo importante para ella y lo concluía la misma noche o incluso las veces que necesitaba despejar su mente y se iba con sus mejores amigas quedándose a dormir en casa de una de ellas.

Así que al pensarlo optó por revisar su celular.

Sacudió la cabeza ligeramente mientras deslizaba su dedo por la pantalla táctil y revisó que Lena no había recibido el mensaje, quizá ni atención le puso al celular. Optando por seguir su otra opción marcó a Samantha Arias.

Cuatro tonos fueron necesarios para que la morena contestase.

-Eh, ¿Hola?-. Respondió desorientada, ni siquiera había visto el nombre de quién le llamaba.

-Ahm, Samantha soy yo, Jack. ¿Lena está contigo?-. Dijo antes de soltar un bostezo.

Hubo un silencio inquietante, bueno al menos así lo sentía él, mientras que Samantha abría los ojos de par en par sin saber muy bien qué decir. 

-¿Samantha, está todo bien?-. Prosiguió al no obtener respuesta manteniendo la calma.

-Sí, sí, se ha quedado un par de días aquí y ayer también, hoy justo acaba de salir hacía L-Corp-. Respondió rascándose la nuca por haberle mentido.

A decir verdad era mala mintiendo pero lo hacía cuando se trataba de un bien mayor e incluso en ocasiones solía estropear los momento por lo mala que era mintiendo, tal como con Kara aquella primera vez cuando mencionó a Jack sin tener idea de lo ocurrido entre ella y la pelinegra.

Escuchó como suspiró y Samantha cerró los ojos pidiendo a quién fuese porque Lena estuviese ya en su oficina. Sino ahí sí que se les acabaría el teatrito.

-Eso me deja más tranquilo, le mandé un mensaje ayer por la noche pero éste no llegó, pensé que había ignorado el teléfono o se le había terminado la pila. Luego recordé que suele irse con ustedes y por ello decidí llamarte-. Informó dejando a Samantha preocupada de lo que hoy en adelante pudiera pasar.

-Ya sabes cómo es, decide terminar primero los asuntos del trabajo para después irse, es un horrible hobbit que tiene-. Dijo haciendo reír un poco al pelinegro.

-Entiendo, bueno muchas gracias Sam, te veré allá-. Respondió levantándose de la cama yendo en dirección al armario.

-Eh claro, nos vemos-. Contestó asintiendo desde el otro lado.

La llamada finalizó y la morena se apresuró en marcar a la ojiverde pero al igual que Jack no obtuvo respuesta alguna más que la voz de la contestadora. Frustrada se dirigió al baño a darse una ducha rápida para salir en busca de Lena.

Minutos después apresurada comenzó a ir de un lado a otro por toda su casa sin tener en mente que se encontraba en paños menores recorriendo mitad de ésta, pero era imposible siquiera mantener su mente cuerda, con la llegada de Jack su mente se saturó sólo por pensar en cubrir la espalda de su mejor amiga, que al parecer se había quedado de nuevo en la casa de la rubia.

No era de esperarse Lena se veía enganchada de la ojiazul a kilómetros, al igual que la rubia de ella.

Para Samantha eso era lo de menos, lo que le interesaba mucho saber era cómo la pelinegra resolvería las cosas, era cierto que la chispa entre ambos ya se había esfumado desde hace tiempo pero en cambio Jack a pesar de todo no merecía eso, no después de la gran ayuda que había engendrado en su momento a su mejor amiga, intentando organizar su mente inhaló profundo y exhaló el aire que contenía en busca de ayuda.

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