11. Verdades

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  Lena Luthor…

-¿En dónde está Kara?-. Pregunté a la chica de tez morena frente a nosotras. 

-Ella está bien, la Agente Danvers le pidió que mantuviera en orden el área y eso es lo que está haciendo. Alguien sabe ¿de quién era ese auto?-. 

-Era de mi novio… Jack-. Por alguna extraña razón se sorprendió aunque después lo disimuló bastante bien frente a las demás. 

-Me dijeron que el auto estaba dentro del estacionamiento, entonces ¿Por qué estaba justo frente al edificio?-. 

-No lo sé, alguien pudo haberlo movido de lugar-. Contesté tratando de pensar en algo coherente. Cuando lo hice caí en cuenta de algo.

Golpeé el escritorio con ambas palmas extendidas. 

-¿Qué ocurre?-. Preguntó Psi confundida. 

-Olvidé colocar el seguro y con ello por supuesto, la alarma-. Suspiré. 

-El hecho de que esto haya pasado no significa que sea tu culpa Lena-. Respondió Samantha de forma tajante. 

-En eso sí estoy de acuerdo, esto ya se salió de control tenemos que hacer algo. Apurar en dar con esos imbéciles-.  

-Chicas tranquilas, si ellos planearon esto con anticipación; cosa que es muy seguro han de esperar algo como ésto. Volverlas vulnerables para ellos, eso es lo que esperan-.   

 
-Me estoy cansando de todo. El problema es conmigo ustedes no tenían porque cargar también con esto-. Ambas negaron. 

-No sigas con la misma cantaleta Luthor, nosotras bien sabíamos en qué nos íbamos a liar. Y no importa, aún así seguiremos aquí para ti-. Sonreí.

-Como siempre lo hemos hecho, y en ocasiones lo hemos logrado. Está no tiene que ser la excepción-. Unieron sus manos esperando a que yo respondiera ante el gesto. 

Con una leve sonrisa coloqué mi mano encima de las de ambas. 

-No será la excepción-. Aclaré.

El sonido de las sirenas a pocos kilómetros nos sacó de nuestro momento emotivo. 

-Bien, aún así me sorprende ya que todo pudo haberse hecho un día antes ¿Vieron a alguien extraño ayer por la tarde o noche?-. 

-No. Todo estuvo normal de hecho yo me fui tarde a casa y dejé todo como siempre-. 

-¿Ayer también llegaste al trabajo en ese mismo auto?-. Touché.

-No. El día de ayer lo utilizó él-. 

-Creo que las amenazas han aumentado-. Claro.

Yo qué tú no me arriesgaría tanto...

Las palabras de Mercy sonaban una y otra vez en mi cabeza. 

Era un verdadero delirio. 

...

-¿Qué haces aquí?-. Le pregunté mirando atenta a todos lados para guiarlo a un callejón. 

-Ya no aguanto Kara-. 

-Debes soportar, necesito que me hagas ese favor-. 

-¿Más tiempo? Llevamos años siguiendo a esa mujer y no encuentro algo que apruebe lo que necesitas-. Su tono de voz era desesperado.

-Tranquilo, está bien si ya no quieres seguir con ésto, te entiendo-. Llevé ambas manos a mis caderas.

-No es eso, pero me han obligado a hacer cosas que no quiero y estuvieron a punto de matarme por no querer hacerlo-. Suspiré.

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