"En un mundo alterno, el príncipe tiene que elegir esposa pronto, aunque ninguna parece ser la indicada, la prometida de su hermano llega de visita, y el comandante de su guardia y él, sienten aquella conexión al instante."
-De verdad Horacio, tienes que encontrar una esposa pronto... - Exclamó el rey, mientras cerraba la puerta a sus espaldas y avanzaba hacia su hijo menor.
El chico moreno se dejó caer en la amplia cama de su habitación y cerró los ojos, no tenía ganas de tener esa charla de nuevo.
-Padre, por favor, no hablemos de esto otra vez, estoy cansado de lo mismo... - Susurró, mientras se enderezaba, y se acomodaba aquella chaqueta de brillantes botones que tanto le gustaba.
Odiaba su vida, de verdad la detestaba, por ser hijo del rey Jack y hermano menor del príncipe Gustabo, todos creerían que su vida era sencilla y lujosa, pero no era así.
Observó a su padre fijamente, mientras este permanecía de pie a la base de aquella cama.
-Sabes que lo hago por tu bien, en un futuro tu hermano heredará el trono, no quiero que te quedes sin nada, elige a alguna de las princesas herederas y así tendrás tu propio reino... - El rey se pasó una mano por el cabello en señal de frustración, de verdad amaba a su hijo, pero lo sacaba de quicio.
-Las conoces a todas, pero si gustas puedo pedir retratos para que las veas de nuevo, incluso puedo organizar un baile para que elijas, pero de verdad hijo, tienes que casarte pronto. - Agregó, notó cómo su hijo suspiró y se dejó caer en la cama de nuevo.
-Ya las he visto miles de veces, pero ninguna de ellas me atrae como para pasar mi vida a su lado, son hermosas pero aún no he sentido lo que estoy buscado... - Susurró, era sincero, no le importaban las alianzas entre reinos ni nada sobre la política, al final él no sería rey, solo deseaba sentir aquella emoción una vez en su vida.
-Pues te dire algo hijo mío, mañana viene de visita la princesa Elena, la que esperamos que sea la esposa de tu hermano, y si todo sale bien, después de su boda vendrá la tuya, así que se te acaba el tiempo, y si es necesario yo elegiré una esposa para ti... - El tono del rey no dejaba lugar a dudas, Horacio asintió y con un portazo, aquel hombre salió de la habitación.
Además tendrían visitas, el moreno odiaba tener a extraños recorriendo los pasillos de su castillo, descubriendo aquellos rincones y pasadizos por donde habían crecido él y su hermano.
Con un suspiro se dio la vuelta, y sin quitarse el traje, se quedó profundamente dormido, esa noche soñó con bailes, bodas, y con pesadas cadenas, pensó en que quizás ese sueño tenía algún significado.
Al día siguiente la corte entera esperaba a las puertas del palacio, toda persona que trabajaba en aquel castillo tenía que estar en formación, para recibir a las visitas.
El rey Jack encabezaba la corte, vestía su traje negro favorito, aquel con botones del mismo color, y su espada brillante relucía a su lado derecho.
A pocos metros se encontraban sus hijos, el príncipe Gustabo llevaba su rubio cabello perfectamente peinado como de costumbre, y su traje del mismo tono que él de su padre era hecho a su medida.
El príncipe Horacio era un poco más descuidado, su traje azul oscuro llamaba más la atención, y de su cabello caían unos pocos mechones despeinados.
-Aún no entiendo como puedes aceptar casarte con alguien a quien no conoces de nada... - Susurró el menor, ganándose un codazo de su hermano.
-En realidad no me importa, sé qué es hermosa y eso me basta, además de que es educada y será una buena reina. - Contestó el rubio, mientras acomodaba la espada en su cintura.
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Au's Volkacio (+18) 💜
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