"Las conferencias terminarán, pero no se han vuelto a ver. El comisario y el agente tendrán una última oportunidad antes de regresar, y quizás lo que ambos han negado tanto tiempo, salga a la luz."
Las conferencias pasaron rápidamente, los días destinados a dichas reuniones ocurrieron, y cuando menos lo esperaban, se encontraban en los los últimos días de aquel corto viaje.
Pero los camino del comisario y del agente nunca se cruzaron de nuevo, o al menos eso creía Viktor, cuando al buscar todos los días la mirada de aquel hombre, no lo podía ver por ningún lugar.
A Volkov solo se le ocurrían dos posibles respuestas, quizás asistían a horarios diferente, o Pérez lo estaba evitando, aún así su duda fue resuelta, cuando al entrar al bar del hotel horas más tarde, lo visualizó en una de las mesas.
El agente reía, ese sonido fuerte parecía inundar la habitación, y atraía la atención de todos aquellos que eran alcanzados por su risa.
El comisario no se acercó, si bien lo había buscado los últimos días mantuvo su distancia, tomó asiento a una distancia considerable y lo observó fijamente por un rato.
Horacio bromeaba con las personas a su alrededor, reía, e incluso coqueteaba, Viktor se daba cuenta, él ya había conocido esa faceta del moreno, pidió un vaso de vodka y lo bebió de manera lenta.
Sin dejar de observarlo se percató de cómo el agente se acercó al cuello de una chica rubia que estaba a su lado y susurraba algo, ella alejó la mirada notablemente nerviosa y asintió, mientras le colocaba una mano sobre la pierna.
El ruso apretó el vaso en su mano, si hubiera aplicado un poco más de fuerza aquel contenedor de cristal habría saltado en miles de trozos, pero en ese momento, la mirada del moreno se encontró con la suya.
Horacio sonrió, y levantó una ceja, su rostro tranquilo no demostró ningún sentimiento, mientras que Viktor sentía que se quemaba por dentro.
Después de su encuentro en el avión, y de tocarlo de aquella manera, lo sentía con mucha fuerza bajo la piel, su perfume lo perseguía, y la promesa de un encuentro había quedado en el aire, pero al parecer el moreno no pensaba de la misma manera.
El comisario dejó el vaso sobre la mesa frente a él y cruzándose de brazos se recargó contra su silla, sin despegar su mirada de la de aquel hombre.
Ninguno dijo nada, y nadie parecía percatarse de aquel duelo de miradas que existía, pudiera pasar horas o minutos pero ninguno de los dos lo supo.
El ruso se pasó una mano por la barbilla y recordó la sensación de la barba de Horacio bajo su palma, se terminó su trago pero en ese momento se percató de que Horacio se movió.
Pérez fue el primero en alejar la mirada y volvió a sonreír a la misma chica a su lado, antes de acercarse como si la fuera a besar, pero en su lugar, susurró de nuevo algo sobre su oído, ella le apoyó las manos en el pecho, y hasta ahí llegó la paciencia del comisario.
Poniéndose de pie se acercó a ese grupo de personas rápidamente, y sin saludar a nadie, algo que todos consideraron grosero, se dirigió solamente al agente del FBI.
-Horacio, ven un momento conmigo, tenemos que hablar. - Exclamó, pasando al tono informal con el que inconscientemente se dirigía a él.
-Comisario, buenas noches, no lo había visto... - Contestó el de cresta, mientras lo observaba fijamente a los ojos, una risa salió de sus labios antes de agregar.
-Podemos hablar mañana si gusta, ahora estoy ocupado, y más tarde ya tenemos planes... - La chica a su lado dejó salir una risita y lo golpeó en la mano, Horacio sonrío y la observó un segundo, antes de sentir el conocido toque de Viktor sobre su espalda.