"Una aventura es solo eso, pero los sentimientos no mienten, el agente del FBI y el comisario tienen un acuerdo, que quizás se volvió algo más, las lágrimas ayudan a liberar tu sentir..."
Viktor jugaba con su móvil entre sus dedos, observando el reloj de su muñeca izquierda se percató de que aquel hombre llegaba más tarde de lo habitual a su cita.
Cansado de esperar sentado sobre la cama de aquella habitación de hotel, se puso de pie y comenzó a dar vueltas en la instancia, aunque lo negara se sentía ansioso, además de deseoso de poder besarlo.
El agente Pérez bajó de su moto, había llegado tarde a propósito, quería que por una vez Viktor lo esperara, lo deseará, lo extrañará.
Entró a la habitación sin quitarse el casco, la discreción era una parte importante de su relación, que quizás no era nada formal, pero día a día comenzó a sentirse más real.
El mismo cuarto cada vez, el mismo hotel y la misma hora, nada más entrar y quitarse el casco, su cabello despeinado salió a la luz, y una sonrisa iluminó su rostro.
Viktor estaba de pie a unos pasos de él, se acercó rápidamente y tomándolo de la nuca lo acercó a sus labios, lo había extrañado a cada segundo, todos los minutos sin él se comenzaban a sentir eternos.
-También me da gusto verte... - Exclamó Horacio, cuando alejó el rostro y dejó caer el casco al suelo, para colocar sus manos sobre la espalda del ruso.
Viktor lo miraba fijamente con aquellos ojos claro, nunca trataba de ocultar el efecto que el moreno le producía, nunca fingía tener un mayor control de sus reacciones cuando estaba con él.
Ello contribuía a que su dominio en el dormitorio fuera aún más fascinante, a sabiendas de que él también se sentía indefenso ante la atracción que existía entre ambos.
Horacio sentía una opresión en el pecho cada vez que lo besaba, aún no podía creer que aquel hombre le perteneciera, que después de tantos años estuvieran viviendo aquella aventura.
-Te extrañé muchísimo, más de lo que puedes imaginar, deseé cruzarme contigo en algún momento pero nunca pasó... - Susurró sobre su cuello, mientras comenzaba a desabrochar los pequeños botones de su camisa oscura.
-Hoy estuve de encubierto, probablemente me viste pero no me reconociste... - Contestó el agente, separándose lo suficiente para sacar su camisa sobre su cabeza, y que esta terminará en el suelo.
-Yo siempre te reconocería, en todos lados, de cualquier manera... - Viktor lo besó de nuevo, nunca tenía suficiente de sus labios, Horacio sonrió y tomándolo de los hombros lo jaló hacia la cama.
Sus muslos rozaron el colchón, cayendo boca arriba con Volkov inclinado sobre él, este se encargó de quitarle los pantalones y la ropa interior, antes de acercarse de nuevo y rodeándole la espalda con un brazo, lo colocó en el centro de la cama, continuó besándolo y el tiempo parecía detenerse cuando estaban juntos.
El moreno se dejó acariciar, su amante apretaba su carne con la mano, friccionaba posesivamente, tocando toda la sensible piel de su pecho.
Horacio no podían esperar más, el también había pensado en su cita todo el día, tomándolo del cuello lo acercó hacia él, arqueando las caderas para sentirlo a través de la prenda que los separaba, queriendo sentirlo dentro lo más pronto posible, para tener la seguridad de que aquel hombre volvía a ser solo suyo.
Recorrió su espalda con las uñas, desde los hombros hasta las caderas, el comisario suspiró al ritmo de la tosca caricia, emitiendo un débil gemido, con la cabeza hacia atrás en un delicioso abandono erótico.
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Au's Volkacio (+18) 💜
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