Los besos tuvieron que detenerse cuando el teléfono de Viktor comenzó a sonar de forma insistente.Fue ignorado varías veces, pero para la tercera, Volkov se alejó de los labios de Horacio, y tomó su móvil del suelo del vehículo.
Mientras, el de cresta continuaba besando el cuello de su pareja, dejando pequeñas marcas que más tarde pensaba en repasar.
Cuando de pronto sintió a Viktor tensarse de repente y se separó, él tenía el teléfono en la mano y los ojos muy abiertos, observó a Horacio.
-Dime que apagaste el radio... -Exclamó de repente, Horacio se sorprendió, pero después de hacer memoria, respondió con una sonrisa.
-No, pensé que tú lo harías, tú los arrojaste al asiento trasero, sinceramente no me importa. - Contestó con demasiada confianza, mientras se encogía de hombros.
Viktor se estiró hacia el asiento trasero del patrulla, tomó los dos aparatos, y apagó el que continuaba encendido.
-Pues debería, Conway me acaba de enviar un mensaje, nos quiere ver de inmediato en su oficina... Probablemente todos te escucharon. - Apretó al inspector entre sus brazos.
-No solo me escucharon a mi cariño,quiero que lo tengas claro... - Susurró Horacio antes de besar de nuevo al comisario.
Era cierto, poco les importaba, se amaban y nada podían hacer ya para evitar que se notara.
Después de una visita rápida al departamento de Viktor, donde se dieron una ducha y se cambiaron de ropa, llegaron a comisaría.
Su cabello continuaba algo húmedo, la cresta de Horacio estaba despeinada y sobre todo, los presentes notaron que sus manos estaban entrelazadas.
Nadie comprendía nada, el comisario y el inspector de la mano, fue una noticia impactante para todo.
Sin decir nada, Horacio soltó la mano de Viktor, antes de entrar al despacho de Conway, sabía lo que les esperaba.
Entraron en silencio, el superintendente estaba de pie, detrás de su escritorio, y Gustabo en su silla favorita, a la derecha de la habitación, al verlos entrar no pudo evitar soltar un comentario.
-Pero miren, la pareja más poderosa de toda la cuidad.
Horacio, debiste contarme, no que me entere por otros medios y bueno, no fue muy agradable de escuchar.
Aunque tengo que admitir que el detalle del te amo al final fue muy lindo. -Gustabo reía, y Horacio quiso desaparecer, se sentía apenado por las burlas de su hermano, Viktor tomó su mano y la apretó fuerte, no lo dejaría ir.
-Gustabo, cierra la puta boca, no te tengo aquí para eso. - Habló Conway, quien observaba a la pareja desde detrás de sus gafas de sol.
Él lo sabía, siempre lo supo, no era un idiota y además conocía toda su historia, sabía que tarde o temprano, ellos terminarían juntos.
Pero lo que habían cometido era algo grave, no se podía dejar pasar a la ligera.
-Vamos a ver, los mando a patrullar, son los encargados de darle protección a esta puta cuidad, que no hace más que crear más y más mierda, y de repente, tengo que escuchar por el radio, que mi comisario y mi inspector, están follando como desquiciados, y ademas ¡A horas de servicio y en el puto patrulla! -
Conway gritó lo ultimo, a la vez que daba un fuerte golpe sobre la mesa, pero unos segundo después, tomó asiento y se quitó las gafas de sol, para ver a ambos hombres a la cara.
-Gustabo se encargó de que los demás cambiaran de frecuencia, nadie más escuchó, pero no logré que él la apagara, así que probablemente ya los conoce mejor ... -