La fiesta de disfraces estaba en su máximo apogeo, las luces brillaban, las personas bailaban y las bebidas iban de mano en mano.
Horacio bailaba, se sentía libre, el baile siempre había sido su manera de liberar tensión, además de alguna que otra actividad más íntima.
Su disfraz de Spiderman se le pegaba al cuerpo, era demasiado ajustado, pero le encantaba, resaltaba los lugares adecuados de su cuerpo y lo hacía sentir poderoso.
Bailaba y se restregaba contra las personas a su alrededor, no tomó demasiado, ya que no toleraba mucho el alcohol, de repente unas manos se apoyaron sobre sus caderas, Horacio sonrió bajo la máscara.
Amaba eso, que las personas lo buscaran, lo observaran, lo desearan, lo hacía sentir bien, esa noche en especial se sentía coqueto.
Nadie sabía que bajo ese disfraz se encontraba el agente del fbi, y nadie lo pudo haber sospechado, de repente, justo cuando la fiesta estaba en su máximo punto, y los cuerpos sudorosos bailaban y saltaban unos contra otros, la música fue cortada y las luces encendidas.
Un grito grupal resonó por todo el lugar, algo entre queja y protesta, cuando una voz exclamó fuerte y claro una indicación.
-Todos se van ahora a sus putas casas, esta fiesta se terminó, es una orden de la policía. - El comisario Viktor Volkov usaba su tono de voz más serio, se cruzó de brazos, y no titubeó ni una vez.
Horacio tembló al escuchar esa voz, ese acento, se dio la vuelta y lo observó fijamente, desde su posición entre la muchedumbre.
Algunas personas se fueron retirando, otras que probablemente a causa del alcohol se sentían valientes, se quejaban y protestaban, pero rápidamente los oficiales se encargaban.
El hombre del disfraz permaneció en su posición unos minutos, sin hacer nada, solo se dedicaba observar al comisario, quien en algún momento se dio cuenta de que lo veían fijamente.
El ruso no se acercó, pero le dio una larga mirada, observó su cuerpo de arriba a abajo, oculto bajo el disfraz de superhéroe, antes de exclamar.
-¿No fui claro? La fiesta terminó caballero... - Su radio emitió un sonido, se dio la vuelta y volvió a su trabajo.
Horacio se encogió de hombros y salió del lugar, al acercarse a su vehículo, observó que Volkov había ido en su auto, en su bonito deportivo negro, y no en un auto policial.
Sonrió y un idea brillo en su mente, tentaría al comisario, descubriría hasta dónde podía controlarse teniéndolo enfrente, desde hace meses tenía ganas de sacarlo de quicio.
Se arrancó la máscara y subió a su vehículo, sólo había un camino hacia la cuidad, y sabía que tarde o temprano el ruso tendría que pasar por ahí.
Cerca de una hora después, Viktor subió a su auto, y arrancó rumbo a la cuidad, marcó en el gps el camino hacia comisaría, tenía que pasar a ese lugar por su patrulla.
Por eso odiaba halloween, era una de las noches donde más tenían trabajo, si la gente se portaba idiota todos los días, en esas fechas intentaban romper el récord.
Solo había avanzado unos metros cuando observó a un lado del camino un pequeño vehículo, con un sujeto recargado sobre la puerta, era el mismo sujeto de la fiesta, el del disfraz de Spiderman.
Volkov pensó en pasar de largo, en ignorarlo, pero algo lo llamaba de ese hombre, al final se detuvo a un lado del auto, y bajo la ventanilla.
-¿Se encuentra bien? ¿Necesita ayuda? - Preguntó serio, ante todo estaba su obligación como comisario.