Trucazo se acomodó el saco observado su reflejo en el pequeño espejo del retrovisor, estaba nervioso, le sudaban las manos y nunca se imaginó estar ahí.
La señorita Evans, después de mucho tiempo y muchos ruegos había aceptado cenar con él, con dos condiciones, que la cena fuera en su departamento, y la segunda, que se comportará como un caballero.
Freddy habría aceptado cualquier condición, de verdad estaba muy atraído por esa mujer, no era solo su actitud, era su humor, sus acciones, incluso sus sentimientos, estaba total y completamente enamorado de ella.
-Tú puedes, claro que podrás, eres el puto Freddy Trucazo, te vas a comportar y la vas a conquistar. - Exclamó el chico solo para sus oídos, se acomodó la corbata, tomó unas flores que llevaba en el asiento trasero y bajó del vehículo, rumbo al departamento de la mencionada.
Michelle observaba su reloj, aquel caballero ya llegaba 5 minutos tarde, rodó los ojos y resistió la tentación de tomar un cigarrillo, no quería fumar en esos momentos.
Se alisó la falda negra de su bonito vestido corto y suspiró ¿Por qué había aceptado aquello? Era verdad que el chico la hacía reír y que poco a poco había comenzado a sentir algo por él, pero no sabía si eso sería suficiente.
Tomó su móvil dispuesta a llamarlo para cancelar la cita, cuando unos toques en su puerta la hicieron sobresaltarse.
El sonido de sus zapatos de tacón resonó por el suelo al acercarse hacia la entrada, suspiró y abrió, encontrándose a un chico que casi la hace sonreír.
Llevaba un traje que le quedaba a la medida, su cabello estaba perfectamente peinado, y sus ojos brillaban con una alegría casi contagiosa, sonrió de manera educada y exclamó.
-Buenas noches señorita Evans, le traje esto, espero y le gusten. - Freddy le pasó el pequeño ramo a Michelle, quien lo tomó entre sus dedos y dijo.
-Rosas, que original Trucazo, pasa de una vez... -La pelirroja se dio la vuelta y lo dejó entrar, pero acercó las flores a su rostro y percibió su aroma limpio y romántico.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro y partió rumbo a la cocina, a colocarlas en un florero.
Freddy entró, y cerró la puerta, dió una rápida mirada al departamento de la jefa del CNI, era todo más que nada en colores claros, con algunas pinturas en las paredes, y sin una sola fotografía.
Eso reflejaba mucho la personalidad de su jefa, personalidad que él poco a poco había comenzado a descubrir, y qué adoraba.
Observó a la chica en la pequeña cocina, se veía hermosa con su cabello pelirrojo suelto, su vestido negro, corto pero no demasiado, y su maquillaje discreto, se perdió en sus pensamientos, cuando la escucho hablar.
-Ven, vamos a cenar... - Exclamó Michelle, mientras se recargaba contra la puerta de la cocina y dejaba salir una pequeña sonrisa.
La cena transcurrió con la típica charla, hablaron sobre el trabajo, sobre sus vidas y sobre lo que esperaban para el futuro.
Para la pelirroja no pasó desapercibido el echo de que la característica manera de hablar del chico había desaparecido, estaba cumpliendo al pie de la letra su condición, se estaba comportando.
Ahora se encontraban en la sala de estar, cada uno tenía un vaso de whiskey en sus manos, y no era el primero que tomaban, el alcohol estaba empezando a hacer efecto en sus organismos.
-Es que te lo digo de verdad, fue increíble, la persecución fue terrible, la peor que he visto... - El hombre reía y se terminó el contenido de su vaso de un solo trago, iba a servirse más cuando notó la botella vacía sobre la mesa, se giró a su derecha, a donde se encontraba Michelle.
