"Solo por esta noche..." *Pt 2*
"Es prohibido, no es correcto, pero se siente tan bien que es difícil resistirte.
Ahora ambos tienen que luchar contra la atracción que sienten, o dejarse llevar y afrontar las consecuencias"-Joder... - Susurró Gustabo, girando el rostro y observando a su amigo, tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no reír ahí mismo.
El primero en romper el contacto visual fue el profesor Volkov, quien carraspeó y tomó asiento tras su escritorio.
De su bonito maletín sacó la lista de estudiantes, las manos le temblaban un poco y al repasarla lo encontró.
Horacio Pérez.
Y para su suerte era el mismo Horacio de la noche anterior.
Suspiró pesadamente y después de observarlo una última vez, continuó con su trabajo, como si nada hubiera pasado.
La clase transcurrió sin contratiempos, ninguno de los dos dijo nada, pero cada cierto tiempo se dedicaba alguna que otra mirada.
Fue la clase de dos horas más larga que ninguno de los dos haya tenido que pasar nunca, al terminar, Horacio tomó a su hermano del brazo y prácticamente lo sacó a rastras del aula, el rubio se quejó pero lo siguió.
Llegaron al baño, y después de comprobar que no había nadie más ahí, Horacio se cubrió el rostro con las manos dejando salir un grito.
Gustabo solo le palmeo la espalda, y entonces se permitió reír un poco.
-Que mala suerte tienes hermano, para un hombre que encuentras y resulta ser el nuevo profesor. - Exclamó, sentándose sobre el lavabo y moviendo sus piernas, ajeno a todo lo que pasaba por la mente de Horacio.
El moreno quería salir corriendo, irse a esconder a su habitación y no salir nunca más, pero por otra parte también quería correr a los brazos de ese hombre, respirar su aroma de nuevo, y sentirlo junto a él.
Alejándose las manos del rostro, observó a su hermano de manera seria, sabía que no tenía que pedirlo, pero lo haría de todas formas.
-Gus, sabes que no puedes decir nada de esto, me arruinarías, nos arruinarías a ambos, ni que decir de la carrera de papá, no quiero que quede manchada por mi culpa. - Horacio se recargó contra la puerta, y observó como su amigo fingía sentirse ofendido, pero después asentía y sonreír.
-Sabes que no dire nada, además, quiero seguir el drama de cerca, joder con la tensión que sentía entre ustedes, estuve a punto de pedirles a todos que salieran para dejarlos solos. - Contestó el rubio, poniéndose de pie y acercándose a la puerta.
-Anda, no va a pasar nada, además fue algo de una noche ¿No? - Gustabo tranquilizó a su hermano, quien asintió y poco a poco normalizó su respiración.
Después de hablar unos minutos más, ambos salieron del baño para caballeros, los pasillos del edificio estaban llenos de estudiantes y profesores, los hermanos iban rumbo al comedor, cuando la voz del profesor Volkov resonó por el pasillo.
-Señor Pérez, venga un momento por favor... - Ambos se dieron la vuelta y observaron al ruso al final del pasillo, a las puertas del gimnasio.
Él les dedicó una larga mirada a ambos, y prestó especial atención en la manera en que Horacio apretaba el brazo del rubio a su lado.
-Deberías de ir, todo estará bien, solo aclaren las cosas y ya está... - Susurró Gustabo, el moreno asintió y soltándolo avanzó hacia el profesor.
Quien le abrió la puerta del gimnasio, y entró después de él al amplio lugar, que estaba completamente vacío, ya que todos se encontraban en el comedor o de camino hacia allí.