"Las Bahamas es el lugar preferido para el retiro, y ese amor lo sabe 🤍 "
-El trámite de su renuncia concluyó con éxito, le deseamos suerte en su retiro, comisario Volkov. - Se leía en aquel comunicado que el ruso tenía en sus manos.
Al fin era libre, después de unas largas vacaciones indefinidas y de que aquello al final resultara en su retiro, Viktor sentía que por fin podía respirar tranquilo.
Dejó el documento oficial sobre la mesa a su lado y tomando su vaso de vodka se recargó contra la silla, la camisa blanca se le pegaba a la piel y está lucia un tono mas bronceada, observó la preciosa vista de la playa frente a él y se perdió en sus pensamientos.
Era libre, ya no tenía que volver a esa cuidad, mucho menos a ese trabajo, podía disfrutar al fin de su vida sin tener que seguir las órdenes de nadie, respiró el aire caliente y cerró los ojos.
Sin embargo no se sentía en paz, sabía muy bien en quien pensaba, aquel hueco en su estómago se sentía hasta ese día, aquel hombre siempre estuvo en sus pensamientos, pero nada podía hacer.
Los días siguieron pasando hasta convertirse en meses, la casa que Volkov había comprado tenía una bonita vista hacia la playa y a veces le gustaba simplemente salir a caminar, cuando el sol comenzaba a descender.
Sentía la arena en los dedos de sus pies, esa arena de un tono casi blanco, era curioso que ahora vestía prendas en tonos claros que hacían que el color que había tomado su piel resaltara, los pantalones que llevaba se mojaban con las olas pero eso no le importó.
Esos paseos ya eran una rutina, y el observar a las personas en aquella playa también, era algo que le gustaba mucho, poder ver familias, amigos, y a veces parejas divertirse.
Una vez creyó haberlo visto, un chico moreno con cresta corría por la playa, Viktor que se encontraba en su casa lo observó por unos minutos, el impulso de acercarse a él fue muy fuerte, pero entonces escuchó su voz que lo decepcionó, solo entonces se permitió aceptar cuando lo extrañaba.
Llevaba su móvil en la mano, el número registrado bajo el nombre de H siempre permanecía en su pantalla, claramente no era el mismo ya que lo había llamado en alguna ocasión sin respuesta alguna, pero esa era su manera de sentirlo cerca.
Aquel chico que se había robado su confianza y luego su corazón, aquel hombre que interpuso todo antes que su propio bienestar, aquel amor que nunca pudieron vivir y que ahora ya era demasiado tarde para intentar traer de vuelta.
Sabía que estaba bien, sabía que había continuado su vida y que seguía trabajando para la policía, solo eso le bastaba, el saber que la persona que amaba aún existía era suficiente para él.
Se detuvo frente a la playa y observó el cielo, la noche había caído y la luna brillaba como ella sola, el agua seguía rozando sus pies y se abrazó a sí mismo.
-Es hora de dejarte ir, probablemente seas más feliz ahora que no estoy en tu vida, Horacio... - Se permitió decir su nombre en voz alta por primera vez en mucho tiempo, y un escalofrío le recorrió la espalda.
Se dio la vuelta y observó a las personas que ahí se encontraban, todos recogían sus cosas y parecían regresar a sus hogares, a lo lejos vió a otra persona que lucia similar al ex sub inspector, alguien que le daba la espalda.
Su corazón se aceleró, pensó en acercarse pero su mente le decía que aquel era el recuerdo de Horacio que lo seguía día a día, con un suspiro se dio la vuelta y emprendió el camino a su hogar.
-Ya te estás volviendo loco Volkov... - Se reprendió en voz baja, y lentamente avanzó hasta su destino, no observó hacia atrás en ningún momento.