Sentía sus labios sobre su cuerpo, sus húmedos besos le recorrían el cuello de arriba a abajo, Viktor clavó los dedos en su amplia espalda y respiró su aroma, ese perfume ahora conocido, suspiró sobre su rostro y lo besó en los labios, el hombre frente a él lo tomó de las manos y las colocó sobre su cintura.
Se acercó a sus labios pero sin llegar a besarlo, una sonrisa coqueta se instaló en el rostro del de cresta y susurró.
-Comisario Volkov... ¿Te vas a resistir? - El moreno continuó besando el pálido cuello del ruso, quien cerró los ojos y apretó la mandíbula, evitando perder el control.
Iba a susurrar una respuesta, cuando un sonido agudo lo arrancó de los brazos de aquel hombre, un sonido que reconoció al instante, el sonido de su despertador.
El comisario despertó, estiró la mano hasta apagar su alarma, y se volvió a dejar caer sobre la gran cama de sabanas oscuras.
Sus sentidos se encontraban adormecidos, aún podía jurar oler la piel del moreno, sentirlo bajo sus dedos, pero sabía que nada de eso había pasado, todo había sido un sueño.
Su cuerpo estaba cubierto de una fina capa de sudor, y el calor lo hacía sentirse mareado, se pasó ambas manos por el rostro y exclamó una maldición en su idioma natal.
Horacio no salía de su mente y de sus pensamientos, había pasado una semana desde su pequeño encuentro y no dejaba de desearlo cada día más.
La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de las ventanas, el comisario se puso de pie y entró al baño, después de un sueño así, solo una ducha fría lo podía ayudar.
Para Pérez todo seguía con normalidad, iba del trabajo a su pequeño departamento y de regreso, ese era su ritmo de vida diario.
Sería mentir si negaba que sus pensamientos cada cierto tiempo se enfocaban sólo en cierto comisario, que cada que recibía una llamada o un mensaje no deseaba que fuera él, pero no tenía mucho tiempo para eso, el trabajo se acumulaba y siempre había alguien que requería su atención.
Una noche volvió muy molesto a las oficinas de FBI, había tenido una discusión con los altos mandos del LSSD y estaba cansado de ellos, entró rápidamente a los vestuarios del edificio y se arrancó la máscara.
Su teléfono resonó en su bolsillo, un nuevo mensaje había llegado, pensando que se trataba de algún Sheriff lo ignoró y lanzó todo a su casillero.
Se dio una rápida ducha, se cambió de ropa, y partió a su departamento, no quería saber nada de nadie, estaba molesto y con ganas de golpear algo, esa noche el ruso ni siquiera pasó por sus pensamientos.
Se encontraba tomado un vaso de agua cuando unos toques en la entrada lo sobresaltaron, acababa de llegar y el pensar en una visita en esas horas no era muy agradable, lanzó el vaso al fregadero y se acercó hacia la puerta.
Al abrirla notó al siempre serio comisario Volkov, lo observó de arriba a abajo, y una sonrisa se instaló en su rostro, su humor cambió de repente.
No lo dejó pasar, se recargó en el marco de la gran puerta y se pasó una mano por la barbilla, Viktor se quitó la gorra negra que llevaba y exclamó.
-No me respondiste al teléfono... - El de cresta no se movió, y el ruso se acercó hacia él, notó que lo tuteaba.
-Creo que tenemos algo pendiente, o eso me dijiste aquella vez... ¿Cambiaste de opinión? - Preguntó, cuando Horacio se hizo a un lado y lo dejó pasar.
-¿Y qué tal si lo hice? - Horacio cerró y se recargó contra la puerta, mientras el hombre frente a él no se alejaba.
Sus respiraciones se aceleraron, sus perfumes se mezclaron, y el calor rápidamente aumentó en la habitación, Viktor estaba justo frente a él, le colocó una mano en la cintura, atrayéndolo más cerca, Horacio sonrió antes de hablar de nuevo.
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Au's Volkacio (+18) 💜
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