"Dime que puedo tenerte..." *Pt 2*

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Viktor llegó tarde a su casa, el recinto se encontraba en completo silencio, lo más probable era que Alek ya estuviera durmiendo.

Dejó caer sus llaves y cartera a algún lugar en el sofá, cuando la luz se encendió de pronto.

Aleksei salía de la cocina, vestía su pijama favorito, uno de color verde, y llevaba un vaso de agua en sus manos, le dedicó una larga mirada a su hermano, lo observó de pies a cabeza y después sonrió.

Su aspecto desaliñado, su cabello despeinado, las marcas en su cuello, y sobre todo la mirada en su rostro lo delataban.

El chico tomó asiento en el amplio sofá de la sala antes de hablar.

-Vienes de verlo ¿Verdad? Es que lo sabía, son tal para cuál, desde que lo conocí supe que era el indicado para ti, además... - Viktor lo interrumpió, y se sentó a su lado.

-No se de que hablas, no vengo de ver a nadie. - Contestó, mientras intentaba acomodar un poco su camisa, y ocultar las marcas de su cuello.

-¡Pues hablo del Sr Pérez! No soy un niño Vik, noté la forma en que se vieron, es el indicado, estoy seguro. - Exclamó, mientras jugaba con el vaso en sus manos.

-No hay ningún indicado Alek, solo somos tú y yo, y así vamos a permanecer, vete a dormir, es tarde... - Viktor se puso de pie y partió a su habitación.

Después de una larga ducha, donde el olor a Horacio desapareció, se puso su pijama favorito y se dejó caer en la gran cama.

Tomó su celular, quizá un mensaje no fuera mala idea, tenía el número de Horacio, él se lo había dado antes de salir de ese baño.

Abrió la conversación, más no supo que decir, él nunca enviaba un mensaje después del sexo, pero ahora era diferente, el de cresta no salía de su mente.

Pensó en su toque, en sus labios y sobre todo, en lo que sintió cuando estuvo con él, en como sintió su corazón latir por primera vez.

Además pensó en el maravilloso momento que habían pasado, en como se escuchó su nombre en la voz de Horacio, nunca se había sentido así, eso no fue solo sexo, y tenía algo de miedo por lo mismo.

Después de varios minutos se decidió, lo llamaría, eso era mejor y más rápido, una corta llamada de buenas noches.

Lo hizo, tenía el móvil en altavoz, lo apoyó sobre su pecho y escuchó el tono, una vez, dos veces, y a la tercera la voz de Horacio invadió la habitación.

-¿Si? - Preguntó, no tenía el número en sus contactos, pero suponía quien sería.

Horacio estaba de igual manera en su cama, aunque el no estaba nada relajado, quizás eso había sido una mala idea, ahora más que nunca era un mal momento para que Volkov entrara a su vida.

-Soy yo, solo quería saber si habías llegado bien a tu casa... - El ruso se cubrió la cara con las manos, se sentía idiota haciendo eso.

Después de un largo silencio el profesor respondió.

-Así es, estoy bien, no te preocupes, tengo que irme a dormir, mañana hay clases...
Descansa Viktor. - Pero antes de colgar escuchó al comisario decir una última cosa.

-Quiero que sepas... que no fue algo pasajero, me refiero a nosotros, nunca me había pasado, pero desearías que estuvieras aquí conmigo. - No recibió respuesta, más que el tono muerto del teléfono.

Horacio colgó, dejó su teléfono sobre la mesita de noche y se acurrucó bajo las mantas.

-No, definitivamente fue mala idea... - Susurró antes de dormir.

Au's Volkacio (+18) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora