"Touch me..."

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-Puta ciudad de mierda. - Exclamó Horacio, mientras entraba al edificio de comisaría, era de madrugada y casi nadie se encontraba en ese lugar.

Estaba cansado, solo deseaba llegar a su pequeño departamento y dormir días de ser posible, subió las escaleras y entró al primer despacho que encontró.

Se dejó caer en la cómoda silla de detrás del escritorio y subió los pies al mismo, se arrebató la máscara con fuerza.

Pasó ambas manos por su cresta despeinada, a causa de horas y horas con la máscara en su sitio, sus ojos lucían cansados y su discreto maquillaje ya no estaba perfecto como de costumbre.

Le dolía la espalda, y sobre todo el cuello, necesitaba un masaje urgentemente, la tensión estaba haciendo estragos en su cuerpo, su trabajo como inspector encubierto le gustaba, pero era demasiado exigente.

Inclinó la cabeza hacia ambos lados, de derecha a izquierda y después se estiró en la silla, suspiró cansado, se iba a poner de pie cuando alguien atravesó la puerta.

El comisario Volkov iba absorto en unos documentos que llevaba en las manos, no se percató del hombre que lo observaba desde el escritorio, hasta que sus miradas se cruzaron.

Viktor se sobresaltó, y apretó los papeles contra su pecho, el pulso se le aceleró un poco, sin embargo no se acercó, se dirigió al hombre desde la puerta.

-Joder H,no lo había visto, discúlpeme, iré a buscar otra oficina. - Volkov se dió la vuelta, se iba a retirar cuando la voz del inspector lo detuvo.

-Volkov... ¿puedo pedirle algo? -Preguntó Horacio, mientras bajaba los pies y se sentaba correctamente.

-Sonará idiota, pero tengo un dolor de cuello que me está matando, podrías... ¿Darme un masaje? - Horacio le sostuvo la mirada, aunque se sentía nervioso, el hombre frente a él aún le quitaba el aliento.

No supo de donde sacó el valor para pedir aquello, ahora se sentía idiota, observó el rostro del comisarios pasar a la confusión.

Volkov pensó en negarse, en mandarlo a la mierda, ellos ni siquiera eran amigos, no supo ni porque se acercó y dejó el folder con papeles sobre el escritorio, mientras remangaba las mangas de su camisa azul hasta los codos.

Quiso creer que el culpable de todo aquello habían sido los dos vasos de vodka que había ingerido, o quizás no era eso, quizás era que él también deseaba sentir bajo sus dedos la piel morena de aquel chico.

-No le prometo nada maravilloso, no sé hacer esto... -El ruso se quitó las gafas de sol y las lanzó sobre el escritorio, antes de posicionarse detrás de la silla de Horacio.

El inspector tembló cuando sintió la frías manos del comisario sobre su cuello, casi suelta un suspiro, eso se sentía bien, demasiado en realidad.

Cerró los ojos y disfrutó del toque del hombre, los movimientos circulares que hacía sobre su cuello aliviaron la tensión rápidamente, una sensación de calor comenzó a crecer por su vientre, segundos después las manos que ahora se sentían familiares descendieron por su pecho y sintió un tibio aliento sobre su oreja.

-¿Está mejor? -Preguntó Viktor, sus manos ahora se movían por el pecho del caballero,sobre la camisa con el logo de la policía, sentía su respiración volverse más pesada.

Horacio estaba intentado mantener el control, pero no iba a resistir mucho, el toque del ruso sobre su cuerpo era demasiado perfecto, solo suspiró , y permaneció con los ojos cerrados.

Sintió como la silla fue girada y abrió los ojos cuando sintió que el comisario desabrochaba su pantalón y metía la mano para tomar su creciente ereccion.

-Es solo un momento de debilidad, no quieres hacer esto... -Susurró Horacio, mientras clavaba las uñas sobre el reposabrazos de la silla.

-Quizás si, quizás no... ¿Te importa? -El ruso movía su mano de arriba hacia abajo, y cada cierto tiempo pasaba su pulgar por la punta, cosa que hacía que a Horacio se le nublara la mente.

-A la mierda... - Exclamó el inspector, mientras se dejaba llevar por la sensaciones que invadían su cuerpo, no tenía sentido, nada lo hacía, pero no le importaba, siempre lo había deseado.

Su mandíbula se puso tensa y el agarre sobre la silla se intensificó, mientras el caballero frente a él se acercó a su boca, aunque sin llegar a besarlo, sus alientos chocaban, no detuvo los movimientos de su mano en ningún momento.

-Joder... - Gritó Horacio, cuando el placer inundó su cuerpo, en el momento en el que fue consiente de todo de nuevo, se puso de pie, y tomó al hombre de la camisa, apretó los puños y lo besó, gimió en su boca, notó cómo el ruso reía contra sus labios antes de soltarlos y tumbarlo sobre el escritorio.

Los documentos y objetos sobre el salieron volado por la habitación, cuando el cuerpo grande y fuerte de Horacio se apoyó contra la fría madera, después de quitarse la camisa con una sola malo, y de que Viktor le terminara de quitar los pantalones.

Sus miradas quemaban, el ruso se desabrochó el cinturón y los pantalones a toda prisa, mientras Horacio le ayudaba a quitarse la camisa, volvieron a besarse, ahora con la libertad de poder sentir sus cuerpos completamente.

Con un par de movimientos bien coordinados, el comisario lo tomó de la cintura y lo acercó hacia él, uniendo sus cuerpos en una sola estocada, llevándolos al límite con solo un movimiento.

Horacio echo la cabeza hacia atrás sobre el escritorio y arqueo la espalda para volver a él, ese hombre sabía moverse, marcaba un ritmo estremecedor que lo tuvo agarrado al borde del escritorio con todas sus fuerzas, o se caería al suelo.

-Joder... no te detengas. - Exclamó el inspector, cuando una mano lo tomó del cuello y lo acercó a los labios del comisario.

-Es perfecto... - Susurró Viktor sobre su boca, mientras se introducía de nuevo y ambos temblaban de exitacion, cada uno de sus movimientos los acercaba más y más al final.

Los sonidos de sus cuerpos chocando inundaban la habitación, y sus cuerpos sudorosos resbalaban uno contra el otro.

El vientre de Horacio se contrajo y soltó todo el aire que tenía en los pulmones, cuando tembló a causa de la plena satisfacción, que lo hizo temblar de pies a cabeza a la vez que arqueaba la espalda de nuevo, mientras el ruso se movía una última vez y también llegaba al límite.

Suspiraron al mismo tiempo, y los gritos que amenazaban con salir de sus bocas, fueron callados cuando unieron sus labios de nuevo.

El hombre sobre él lo aprisionó contra el escritorio, a la vez que intentaba recobrar el aliento, sin separar sus labios, apoyó los brazos por encima de su cabeza con una exhalación de agotamiento, sus alientos chocaban y permitió que los brazos del inspector lo apretaran contra su pecho.

-¿Ya no te duele el cuello? - Preguntó Viktor, mientras se alejaba un poco, aún intentaba recuperar el aliento y su corazón iba demasiado deprisa, además el roce de sus mejillas se sentía maravilloso, lo observó a los ojos.

-No, el masaje fue de ayuda... - Horacio se dejo caer y sintió el frío de la madera en su espalda.

Intentaba normalizar su respiración, y los latidos de su corazón, no quería pensar en nada mas, salvo en el toque de aquel hombre sobre su rostro, levantó la cabeza y le sonrió.

Observó su cabello plateado despeinado, sus mejillas sonrojadas y la pequeña sonrisa que tenía en su rostro, lo tomó del cuello y se acercó a besarlo de nuevo, Horacio sintió su corazón ir de prisa y lo supo, estaba jodido.

Au's Volkacio (+18) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora