Horacio se encontraba en comisaría, ahora quien no quería volver a su departamento era él, después de la discusión que había tenido lugar días atrás, y que supuestamente estaba arreglada, las cosas aún se sentían tensas.
Entró a un despacho vacío, y se recargó sobre la puerta, pasó una mano por su cara mientras suspiraba, estaba cansado.
Su relación con Viktor era difícil, siempre lo sería y estaba consiente de ello, pero odiaba cuando se ponía de mal genio.
Esa noche después de volver al departamento, no dijeron nada más, luego de una ducha y un corto beso de buenas noches, ambos durmieron profundamente.
Ahora la pareja se encontraban de servicio, aunque Horacio sabía que el turno había terminado hace algunos minutos, no quería ver a Viktor, seguía molesto y resentido, lo amaba más que nunca, pero tenía que darle una lección.
Tomó asiento en la cómoda silla y subió los pies al escritorio, para después frotarse la cara con ambas manos, se sentía exhausto.
Volkov entró en ese momento a la pequeña oficina, suspiró al ver a Horacio,lo había estado buscando, cerró la puerta y se detuvo frente al escritorio, se cruzó de brazos y le dedicó su mirada más fría.
-¿Que haces aquí? Tenemos que irnos, ya es tarde... anda vamos. - Su voz sonaba seria, más no estaba molesto.
Horacio alejó las manos de sus ojos, las dejó caer a su lado, y se dedicó a observar al caballero.
Desde su cabello plateado, sus pantalones oscuros, su camisa favorita de un color vino, hasta llegar a su cara y su mirada oculta bajo las gafas de sol, era guapísimo, y además era suyo.
-Vamos... -El inspector se puso de pie y caminó hacia el comisario, quien intentó tomarle la mano, sin embargo Horacio pasó de largo y lo ignoró.
El camino desde la oficina hasta el garaje de comisaría transcurrió en el más incómodo silencio, Viktor no intentó decir nada, no quería causar un escándalo en su trabajo.
Al llegar al bonito vehículo del comisario, Horacio fue el primero en subir al asiento del copiloto, mientras que Volkov permaneció unos segundo fuera, observó el paisaje nocturno de la cuidad, suspiró y entró también.
Llegaron cerca de 30 minutos después al departamento que compartían desde hace meses, ninguno dijo nada durante el camino, aunque la actitud de Horacio denotaba su molestia.
El deportivo fue estacionado en su lugar, justo al lado del otro pequeño auto y las llaves fueron retiradas del contacto, mientras la puerta del garaje se cerraba.
Horacio iba a salir cuando Viktor tomó su mano, no quería pelear, no otra vez, estaba dispuesto a discutir el problema e intentar arreglarlo.
-Vamos a ver ¿Que ocurre? Creí que ya habíamos arreglado todo, dime qué pasa... - El agarre sobre su mano se intensificó, y la mirada que le dedicaba al de cresta era sincera.
Horacio resopló y se alejó, bajó del vehículo y se recargó frente al capó del mismo, una idea cruzó su mente y sonrió, pero cuando sintió que Viktor se acercaba, volvió a poner su cara de póker.
-Esto es serio, quiero que estemos bien, no quiero pelear mas contigo... -El ruso lo tomó de la mano, para después subir por el brazo del de cresta.
Quien tembló bajo su toque, pero tenía una idea, y no iba a dejar pasar la oportunidad, tomó a Volkov de la camisa y lo giró, cambiando de posiciones, ahora quien sentía el vehículo a sus espaldas era el comisario.
Sus manos lo apretaban fuertemente de la camisa, tanto que sus nudillos se pusieron blancos, se acercó a los labios de su novio y susurró.
-No, nada está bien, todo es una mierda y aún así no voy a dejarte ir, porque tú tampoco encontrarás a nadie que te haga sentir así... ¿O si Viktor? - Horacio lo empujó aún más sobre el capó del vehículo, para después acercarse lentamente.
