"Ese código..."

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"El comisario no recuerda los códigos, y es demasiado orgulloso como para pedir ayuda, aunque al final decide recurrir a un amigo, dejándose envolver en un curioso juego..."


-Buenas noches, pasa Volkov, siéntete como en tu casa... - Exclamó el agente del FBI Horacio Pérez, cuando recibió en su nueva casa al comisario.

-Priviet, me da gusto verlo... - Contestó el ruso, cruzando la gran puerta de la entrada, y echando un vistazo al lugar.

Era algo único, algo que si le hubieran preguntado nunca hubiera elegido para departamento del moreno, pero no dijo nada, estaba ahí como un invitado y no podía dejar salir ningún mal comentario.

-Toma asiento, ahora te traigo una copa y nos ponemos a repasarlos, te advierto que yo aún no los recuerdo todos, pero te puedo ayudar. - Horacio siguió su camino hacia el pequeño bar de su casa, y Viktor lo observó fijamente.

Vestía un pantalón de pijama de un tono claro, y una camiseta simple, su cabello estaba despeinado y unos mechones rebeldes caían por su frente.

El ruso tomó asiento, y se percató de que algunos muebles de la nueva casa del agente era similares a los que él tenía en su departamento, incluso ese sofá era igual al mismo donde se habían sentado años atrás.

Horacio terminó de servir las copas y rápidamente se dio la vuelta, observó un punto al lado de Viktor, abrió los ojos y observó aquel rincón pero después suspiró, el comisario siguió su mirada y preguntó.

-¿Ocurre algo? - Siguió su mirada pero no encontró nada, entonces el anfitrión se acercó y tomando asiento en el suelo, frente a él, contestó.

-No es nada, pensé que había olvidado unos documentos ahí, pero al parecer los guarde. - Mintió, mientras le daba un largo trago a su vaso de whiskey y le pasaba su copa al hombre frente a él.

No eran ningunos documentos, eran algunos objetos de decoración un tanto peculiares, pero que gracias a Dios había recordado ocultar para la visita del comisario.

El moreno dejó el vaso en la mesita a su lado, colocó las manos en el suelo a su espalda, y se dejó caer un poco hacia atrás, mientras observaba a aquel caballero.

Se había sorprendió con su llamada, no esperaba para nada ser buscado por él al regreso de sus vacaciones, pero cuando así fue, no pudo negarle nada.

Menos ese favor tan especial, para sorpresa de Horacio, Viktor había disfrutado tanto sus vacaciones que había olvidado los códigos de la policía, no todos, pero si los más complicados y necesitaba ayuda urgente.

Pedir ayuda a sus compañeros de trabajo era demasiado vergonzoso, y no tenía a nadie más a quien recurrir, entonces como última opción, el ahora agente del FBI fue su salvación.

Y ahí se encontraban, en una reunión informal y solo con el propósito de repasar aquellos códigos, antes de volver al trabajo.

-Entonces... ¿Qué tal las Bahamas? - Preguntó, cuando se percató de que el comisario terminaba el contenido de su vaso y lo colocaba a un lado del suyo.

-Todo bien, pero hay demasiado sol... ¿Podemos comenzar? - Contestó, se sentía extraño, no estaba incómodo, pero comenzaba a tener calor, se quitó la chaqueta negra y la dejó en el respaldo del sofá, Horacio pudo apreciar su piel ahora un tono más morena a causa de los rayos del sol.

-Si, claro, empecemos con algo sencillo...¿10-4? - Horacio lo observó a los ojos, y una sonrisa se instaló en su rostro.

-Afirmativo. - Contestó sin titubear, el menor asintió, y preguntó de nuevo.

Au's Volkacio (+18) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora