La loca que ve cosas—¡Estudiantes de la secundaria Bloom, la biblioteca central estará cerrando en unos minutos. Les pedimos su colaboración para ir despejando el área de manera ordenada, gracias!
Solté un suspiro mirando al techo con reproche.
—¿Por qué el tiempo pasa tan rápido cuando lees? —me quejé en voz alta.
Ciertamente era que llevaba bastante tiempo allí sentada leyendo. Iba por la mitad de Hush Hush y no podía despegarle los ojos.
Lastima que la voz de Charlie nos está echando de a poco.
—¿Terminaste de leerlo?
Mis ojos viajaron a los de Charlie que me veían expectantes. Relamí mis labios y baje la mirada repasando los que seguían aún en la biblioteca.
—Aún no —fue mi única respuesta.
—Bueno, supongo que como ya lo haz leído más de tres veces te lo haz de saber de memoria.
—Eh, si —y sin más huí de allí como si me estuviesen persiguiendo.
Ya me imaginaba la expresión de desconcierto de Charlie.
Solté un suspiro cuando estuve afuera.
Siempre encontré a Charlie un chico muy atractivo. Sus ojos color avellana y su piel pálida por estar todo el día en la biblioteca siempre me daban la bienvenida cada que llegaba a la biblioteca. Y aunque los nervios siempre me traicionan y me hacen salir corriendo como una completa loca, la esperanza de poder compartir más de una palabra con él es lo que me hace temblar cada que lo tengo cerca.
Es como si mi cuerpo entero se rehusara a dejarme hablarle.
—¡Hola! —salte en mi lugar viendo a Diana verme con una sonrisa plasmada en el rostro. Eche mis anteojos hacia atrás acomodándolos en el puente de mi nariz—. Uhh... tienes esa mirada que pones cuando vez al bombón de Charlie.
—¡Cállate! —regañe asegurándome de que nadie haya escuchado—. Me alegra verte, mocosa.
Diana soltó una sonrisa y me chocó los puños con alegría.
Diana era algo así como mi única amiga si es que podría llamarse así. Nos conocimos cuando en una ocasión en la biblioteca acabamos peleando por una copia de Bajo la misma estrella. De ahí en más nos hablamos más a menudo y podría decirse que nos hicimos amigas.
—También me alegra verte, ¿Pudiste hablar con el hoy?
—No, como siempre salí corriendo.
—Sigo sin entender porque eres tan tímida. ¡Es más que obvio que Charlie muere por ti! —señaló—, Siempre te mira con esos lindos ojos de osito teddy.
—Lo que digas Diana —reí comenzando a caminar en dirección a mi casa.
—¿A dónde vas?
—A mi casa, mamá debe estar por preparar la cena y no quiero perderme los macarrones con queso de hoy.
—¿Cuando admitirás que soy tu amiga, Mary? —preguntó con una sonrisa en los labios.
—Jamás lo admitiré, sería declarar que soy una freak —ella se carcajeó por mi exageración y negó viéndome alejarme—, ¡Te veo mañana freak!
Y sin más me dirigí a mi casa.
Siempre solía caminar a ella, era más cómodo que ir en el autobús con más personas y ponerme muy nerviosa. Además, era cómodo para pensar. Amaba ir por las casas del vecindario y pensar en lo que podría ser una gran historia.

ESTÁS LEYENDO
Los ojos del demonio | Libro I | ⎷
FantasyLa fantasía es eso que todos adoramos. ¿Por qué? Bueno, es sencillo. La fantasía nos permite ver algo más allá de nuestra realidad. Crear eso que nos libera, cualquier cosa, hasta la más simple situación donde distraernos y entretenernos. Maryann...