E p í l o g o

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Tres meses después

Maryanne

—Buenos días, nena.

Sonreí girándome hacia él. Esos ojos rojos que tanto me encantaban me veían con deseo. Me acerqué a él, pase mis manos por su cuello dejándome llevar.

—Buenos días —sonreí cuando depositó un beso en mis labios robandome el aliento.

—¿Vienen a desayunar? —la voz de Reece a nuestras espaldas me hizo ensanchar mi sonrisa. Owen sonrió malicioso, me giré hacia el.

—Tengo hambre.

Los tres bajamos las escaleras con rapidez. Owen se perdió en la cocina buscando lo que supuse era  el desayuno. Pude notar el cabello rubio de Callum entrado en el sofá viendo televisión. Camine hasta el con lentitud y trate de ser sigilosa. Cuando estaba a centímetros de tocar su cabeza, sus manos me atraparon de espaldas y me lanzaron contra el sofá con el sobre mí.

—Aún te falta practica —dijo con burla, sonreí. Sus labios chocaron con los míos y yo le seguí el beso con suavidad.

—Creo que ya estás lista —dijo Owen viéndome.

—¿Lista para qué?

—Tengo unos amigos aquí. Accedieron a cuidarnos mientras tu pasabas tu fase de novata en la transformación. Creo que es tiempo de que los conozcas.

—¿Crees que sea bueno? Aún no sabemos cuáles son sus habilidades —dijo Reece dejando el plato de comida frente a mí.

—Creo que será bueno. Podrías aprender de ellos y tal vez conozcas tus habilidades —apoyo Callum liberándome de su agarre.

—Eres la primera demonia que conocemos con los ojos de ese tono —señaló Owen.

—Tus habilidades deben ser grandiosas.

—Lastima que no puedas entrar en su mente —Reece asintió en dirección a Callum y yo me dispuse a comer.

Después de la transformación las cosas cambiaron bastante. Callum seguía siendo posesivo y receloso pero no tanto como antes, ya teníamos una relación más estable. Owen y Reece siguen igual, jamás me canso de estar con ellos. Reece había podido entrar en mi mente cuando era humana, pero después de mi transformación la brecha que le permitía entrar se rompió y ya no hay manera de hacerlo. Owen percibe mis olores y movimientos pero nada más. Callum podía manipular mis sueños, pero ya perdió esa habilidad, ahora solo puede comunicarse conmigo mentalmente de vez en cuando.

Mi muerte fue una muy escandalosa y llamativa, justo como la habían planeado. Después de que me transformaran en Canadá Owen consiguió un cuerpo en la morgue de una chica con mis mismas características y la desmembró por completo. El cuerpo llegó hecho trizas, lo dejaron varado en el pueblo en el centro de la ciudad. Los noticieros contaron que un asesino serial había dado inicio a su caza con mi muerte. Callum me llevo a la casa de mis padres cuando publicaron la noticia. Mamá no lloro, ella ya esperaba que yo muriera. Papá fue quien más sufrió, cuando vio la reacción de mamá le echó toda la culpa y finalmente decidió irse del país y dejarla sola. Actualmente vive en Australia con sus hermanos.

Después de la transformación todo en mi vida cambio. Mi cuerpo era diferente, no era el mismo que al inicio y jamás volvería a serlo. Mi cabello seguía siendo de su marrón café, mi piel aún era pálida y pintada con pecas pero sin duda era más atractiva. La ropa que Owen y Reece me habían comprado dejó de servirme y tuvimos que comprar más. Owen sigue sin dejarme usar ropa interior bajo los vestidos, según el son sus "motivos de estética".

No ha habido peleas entre nosotros desde hace bastante. Callum es quien más me vigila y siempre esta conmigo. Odia dejarme sola cuando los chicos salen a resolver asuntos. Reece consiguió traerme mi colección de libros y ahora no tan solo tengo una colección si no varias. Owen dijo que iba a comprarme una biblioteca, yo me negué y le dije que era un exagerado.

Hace dos semanas llegó una carta. El congreso se enteró que ya no soy humana y aceptaron mi transformación. Me obligan a desposar a alguno de los chicos para que asuman el cargo en el congreso, Callum se negó cómo era de esperarse. Soy muy joven para casarme. Solo tengo diecisiete, puedo esperar un poco.

—Los chicos llegaron, Catalina quiere que vayamos al centro comercial. ¿Vamos? —preguntó Owen.

Le sonreí y asentí poniéndome de pie.

Al bajar las escaleras vi un grupo de demonios lo más pequeño y ordinario.

Había un chico de unos ojos verdes alucinantes. Lucia más alto que el resto y vestía una gabardina. Había otro chico, uno más bajo que el y de ojos naranjas. Y entre medio de ellos, había una chica. Supuse que ella era Catalina. Sus ojos azules casi transparentes me veían sonrientes mientras caminaba de la mano con Owen.

—Damon —sonrió el de los ojos verdes saludándolo. Levante las cejas pero recordé lo que Owen me había dicho.

Para los cercanos, eres Maryanne. Pero recuerda. Maryanne murio aquella noche en Canadá. Ya no eres Maryanne.

—Soy Mina —le sonreí segura de mi misma. Owen a mi lado sonrió.

—Curioso nombre, soy Catalina —sonrió la chica extendiendo su mano, yo la tomé gustosa.

—Nos dijo Damon que eres novata —dijo el de los ojos verdes—, Soy Caden y el es mi hermano Payton.

—Un placer —les sonreí.

—Bueno, larguémonos al centro comercial —la voz de Callum nos sorprendió, fruncí el ceño.

—Pero si tu odias ir de compras.

—Nunca está demás un nuevo par de tenis —se excusó encogiéndose de hombros.

—Mejor nos quedamos con lo que estás pensando —se burlo Reece llegando a nosotros.

El camino al centro comercial fue relajado. Nadie habló más de lo normal. Catalina me dejo saber que ella se había transformado hace unos años. Para ella fue más complicado porque sus hermanos no sabían nada. Ella fue la primera de ellos en transformarse. Luego transformó a Caden y luego a Payton. Los tres juraron siempre estar juntos y así sería según ella.

Hasta ahora me caía bien. Era una chica agradable. Y para ser la primera vez que hacía una amiga, creo que estaba yéndome bien.

—Oye, cuéntame todo —dijo una vez estuvimos solas.

Los chicos seguían en la tienda de tenis discutiendo por cuál llevarse. La verdad ninguno tenía buen gusto. Todos eran prácticamente lo mismo, lo único que cambiaba era el número de serie.

Lo sé, ridículo.

—¿Qué quieres saber?

—Como es que los tres están detrás de ti de esa manera —sonrió, sentí el calor subiendo a mis mejillas.

—Yo no se de que...

—No me mientas, míralos lo sabes por la manera en que te miran.

Me giré viendo que ya venían de camino. Reece tenía una sonrisa ladina en el rostro mientras me veía directamente a los ojos. Owen tenía una mirada más intensa, sus ojos sangrientos me veían con una fuerza que me removía las entrañas.

Callum era otro nivel. Sus ojos amarillentos se veían relucientes entre la luz del sol. Aunque para los humanos ahora todos teníamos los ojos de un marrón oscuro, nosotros podíamos ver los colores reales entre nosotros. El color miel de sus ojos me observaba con intensidad y fiereza. Como si cada segundo que pasase, fuera la gloria para el y sus pupilas que no dejaban de verme. No pude contenerme a morderme el labio.

Reaccione y volví mi atención a Catalina que aún esperaba la respuesta.

—Bueno, ya que preguntas —comencé sonriendo, tire un mechón de mi cabello para atrás de mi oreja con ella viéndome atenta.

—Vamos, no me dejes en suspenso —insistió.

—¿Sabes guardar un secreto?

Los ojos del demonio | Libro I | ⎷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora