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Panqueques para desayunar.

El día de ayer corrió tranquilo. Callum y yo habíamos resuelto nuestros problemas y ya estábamos mejor. Incluso me enseño un par de combinaciones de boxeo. Marina y yo no volvimos a hablar y respetaba su decisión, tampoco es que estuviese muy emocionada por hablarle. Le había mentido a Callum y también a Reece.

Owen era el que más relajado estaba de todos. Se le vivía con su cara de culo fastidiando. En la noche tuve que echarlo de mi habitación cuando lo vi husmeando entre mis libros. Específicamente en la saga de crepúsculo que estaba llena de papeletas y marca páginas.

Callum y yo habíamos hablado anoche, tanto que ahí estaba yo, siendo despertada por esa mirada penetrante.

—¿Mirar a las personas dormir es algo que ustedes hacen con frecuencia?

—Solo cuando la persona duerme como un oso. Sigo sin entender como te despertabas antes —bufo divertido.

—¿Qué haremos hoy? —pregunte acomodándome en la cama. El estaba ahí, con sus codos sobre el colchón viéndome expectante.

—Bueno, tú nada, yo debo ir a hacer unos trámites.

—¿Trámites?

—Mhm, papá me ha tenido como perro de carrera todos estos días. Pero te prometo que mañana haremos algo divertido.

—Me hablas como a una niña —bufé.

—¿Y no lo eres?

—Sabes a lo que me refiero —rodé los ojos.

—Podrás entretenerte con Owen, esta abajo cocinando. Marina se tomó el día.

—¿Tanto no me quiere ver?

—Eres una amenaza para ella, le das miedo.

—Y eso que es humana todavía, imagínate cuando se convierta —se burló la voz de Reece detrás de él.

Vi como Callum se tensó pero intento disimularlo.

—Seguro y renuncia —siguió con la broma poniéndose de pie.

—Ella no puede renunciar —dije lo obvio, era cierto, Marina sabía sobre ellos y si renunciaba renunciaría a su vida misma—. Sería la muerte instantánea.

—Que bueno que estás aprendiendo —murmuro Callum acercándose a mi, lo mire expectante y lo qué pasó me dejo sigo confundida. Su mirada estaba sobre la mía y sus labios a centímetros de los míos, en un parpadeo sus labios chocaron con los míos en un beso casto y pequeño—. Te veo en la noche.

Reece rodó los ojos y Callum pasó por su lado como si nada estuviese sucediendo. Cuando el desapareció por los pasillos, Reece al fin sonrió con esa sonrisa cínica que siempre se cargaba y se recostó del marco de la puerta.

—Lo hizo a propósito, ¿O no?

—Sip —dije marcando la "p".

—Bueno, el desayuno está abajo. Owen está más insoportable de lo usual después de que durmieron juntos ayer.

—¿Y eso?

—Le duele la espalda, según el duermes malísimo.

—¡¿Yo?! ¡Pero si el era el que me tenía sostenida como cuchara! —bufé.

—Lo que digas oso soñoliento. Te veo abajo —río saliendo de allí.

Suspire bajando de la cama. Despertaba y uno me besaba, otro bromeaba y el otro había dormido conmigo.

Los ojos del demonio | Libro I | ⎷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora