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Es solo una cría asustada.

Después de la situación con Owen en el baño que me dejo lo más nerviosa y confundida pasamos a irnos al auto. Y aunque pensé que haríamos las cosas justo como Callum que se transportaba a todas partes y ni siquiera usaba auto. Pero me equivoqué, allí estábamos, en un auto lujoso que olía a colonia masculina y...

Me estaba poniendo muy nerviosa.

—¿Lista?

—¿Quieres la honestidad o la mentira?

—Estoy muy seguro que si me mientes lo sabré así que, se honesta.

—Estoy aterrada.

—Lo supuse —río acomodándose en el asiento del conductor—. ¿Te gusta la música?

—La adoro —admití.

—Dime el nombre de una banda, la que sea. Soportaré escuchar lo que quieras. Necesito que te sientas cómoda y comiences a ser tú —asentí cuando el encendió la radio y me vio expectante mientras sacaba de su bolsillo un teléfono.

—Creo que... —pensé bastante y asentí convenciéndome a mi misma de lo que estaba por decirle—. ¿Te gusa Five seconds of summer?

Y vi como Owen abrió los ojos con sorpresa y comenzó a carcajearse con gracia.

—¡Mierda perdón! —se disculpó carcajeándose, yo mantuve mi expresión indignada—. Vamos Marianne, no puede ser que un día como hoy cuando te pido que saques a la tu que siempre se esconde, me pidas que ponga eso —señaló aún burlón.

—¿Que tenías en mente entonces? —bufé recostándome del asiento.

—Bueno, si insistes en dejarme elegir a mi —murmuro repasando los dedos por la pantalla mientras conducía con agilidad—. Esto es más apropiado —reconocí la letra pero arrugue el ceño cuando supe cual canción era.

—¿Que tiene de apropiado You should see me in a crown de Billie Eilish?

—Bastante —asintió subiéndole al volumen, pero antes de terminar de subirlo añadió—: Porque eso es lo que los demás deben hacer Marianne, verte como si tuvieras una corona en la cabeza por la diosa que eres.

Y sin dejarme hablar, subió el volumen haciendo retumbar los altavoces.

Después de aquella situación tan incomoda, allí estábamos, frente a un club que por fuera lucia de mala muerte y estaba completamente rodeado de autos lujosos sin ningún sentido.

—¿Lista para la mejor noche de tu vida?

—Supongo —murmure cuando el abrió la puerta para hacer que yo bajara.

Ambos íbamos a empezar a caminar para el club, pero su voz me detuvo.

—Marianne —llamó—, Ven aquí.

Me volteé y me acerqué a él. Sus ojos sangrientos me observaron en silencio. Cerré los ojos cuando su mano acarició mi mejilla con suavidad.

Su mano bajo de mi mejilla y sorprendiéndome, acarició el lugar donde antes había una marca leve donde el me había sostenido con tal fuerza que casi me había ahorcado.

Los ojos del demonio | Libro I | ⎷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora