Los ojos del demonio | Libro I | ⎷

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Jamás hagas a un demonio celoso, te lo digo por experiencia.

Después de aquellas palabras de Reece el dio por finalizada la conversación dejándonos a todos con la palabra en la boca. Subió las escaleras y se metió en lo que supongo era su habitación.

Marina salió de allí y fue directo con él. Owen por su lado salió de la cocina hecho una furia y maldiciendo hasta más no poder.

¿Y Callum? Bueno, era algo difícil de explicar.

En resumen, Callum llevaba más de veinte minutos viéndome como si quisiera freírme viva.

Quería hacerme una idea de él porque de su actitud, pero realmente le pedía a dios que no funcionara de esa manera.

La razón de su enojo tenía nombre y unos ojos amarillentos que te mataban del susto.

—¿No piensas decir nada? —su voz salió dura, fuerte y seca como si me estuviera por asesinar sin sentimiento alguno. Empuje mis lentes contra el puente de mi nariz nerviosa.

—¿Qué quieres que diga?

—Bueno, me encantaría que me explicaras porque diablos Reece estaba en tú baño cuando tú estabas por "darte una ducha" —abrí los ojos como platos pero intenté disimular mi sorpresa—. Habla ya Marianne —ordenó.

—Volvemos al frío y insensible idiota por lo que veo —bufé cruzándome de brazos.

—Si no te gusta mi actitud no es mi problema. Todo estaba bien hasta que reconocí el olor de Reece en el baño de tu habitación. ¿Qué diablos hacia el allá?

—Yo encontré a Reece en el bosque.

—Eso ya lo sé y no responde mi pregunta —gruñó. Rodé los ojos a lo que el enarcó una ceja.

—Reece estaba tenía heridas y raspones por todos lados. Cuando lo encontré le pedí que regresara a la casa. Le ofrecí curar sus heridas. Por eso estaba en el baño de mi habitación.

—¿Por qué curarle sus heridas? Casi te asesina Mary. Además, Marina pudo haberlo ayudado. Es su mejor amiga desde hace años. No entiendo porque ir donde ti —siseó. Estaba exagerando la situación.

—Yo lo perdoné Callum —el entreabrió sus labios para protestar pero yo lo interrumpí—, No podía permitirme vivir aquí sabiendo que el está quien sabe dónde solo y lejos de todos ustedes. Este es su lugar mucho antes que mío.

—¿Me estás queriendo decir que le tuviste lástima y por eso lo ayudaste?

—No fue lástima. Le tuve empatía, me puse en sus zapatos y por más miedo que quiera tenerle, no puedo hacerlo —admití empezando a sentir que me estaba haciendo un interrogatorio—, Sus ojos me recuerdan a los tuyos y por más que quiera odiarlo no puedo.

Vi como la mirada de Callum se suavizó y su mano se acercó a mi rostro al igual que el. Su mano acarició mi mejilla con suavidad mientras que sus ojos repasaban mi rostro.

—No quiero que mis ojos te recuerden a los suyos —admitió en un susurro suave—, Y no quiero que vuelvas a comportarte así con el.

—¿Cómo?

—Tan sumisa —gruñó cerca de mis labios—. Reece tiene la tendencia a siempre estar detrás de lo que es mío y esta vez no será así. Por primera vez en mucho tiempo tengo algo que el no y no pienso compartirlo.

—No soy un objeto Callum —le recordé.

—No, no lo eres. Pero tienes que empezar a entender como son las cosas aquí. No puedes ser buena con todos, no puedes ser amable con todo y tampoco puedes acceder a todo como si tu mayor trabajo fuese complacer a los demás.

—¿A-A que te refieres con eso?

—A que la próxima vez que pienses en hacer algo recuerdes que no eres un peón. Estás aquí porque te convertirás en una guerrera, en una bestia; serás un demonio al igual que nosotros. Tendrás mucho poder, más del que cualquiera pueda imaginarse. Tal vez hasta seas más poderosa que nosotros mismos así que, comienza a pensar distinto porque las reglas del juego van a cambiar. Ya no serás la que sigue las órdenes, serás quien las haga. ¿Entendido?

Parpadeé impresionada por todo lo que dijo. Me había dejado sin palabras. Pero si me había dado cuenta de algo.

—Estás celoso.

—¡Joder! ¿Es Enserio que de todo lo que dije es lo único que piensas ahora?

—No lo negaste —me burlé viendo cómo arrugaba el ceño mientras rodaba los ojos.

—Eres insoportable —gruñó ya harto.

—Si —asentí sonriéndole con burla—, Pero esta chica insoportable te pone muy celoso —reí cuando apretó la mandíbula.

—Me estoy arrepintiendo de haberte dicho que dejes de ser una rata de laboratorio —bufó alejándose de mi dejándome sola en la cocina.

Entendía su punto.

Callum me tomó desprevenida cuando supo que Reece había estado en el baño de mi habitación. Casi me da un ataque.

Realmente no podía aún asimilar lo que había sucedido. Lo qué pasó entre Reece y yo fue... intenso.

Jamás había experimentado algo así con nadie. La manera en que me veía era tan posesiva. Como si estuviese reclamando lo que es suyo.

Y eso me aterraba.

Si Callum descubría que le mentí me metería en muchos problemas.

Y aunque lo qué pasó entre Reece y yo fue un accidente que me volvió loca, no podía permitirme que sucediera de nuevo.

Sería cavar mi propia tumba.

Y sería una de la que no reviviría para contarlo.

—¿Porque estás tan angustiada? —preguntó Owen de la nada llegando a mi lado.

Maldito, casi me saca el alma de sitio...

—Estaba pensando.

—¿En qué?

—¿Nunca te han dicho que eres un entrometido?

—¿Nunca te han dicho que intentar hacerte la nena grande te queda mal?

—¿A que te refieres? Y-Yo no estoy...

—Escuché lo que Callum te dijo —me interrumpió callándome—, Ambos sabemos que te costará hacerte la fuerte aquí Mary. Nos tienes miedo.

—No es miedo —negué a lo que él sonrió con burla—, Me parecen intimidantes. Es todo, la manera en que sus ojos brillan es...

—Aterradora, lo sé.

—Si lo sabes entonces porque tú...

—Porque lo que mi hermano te pidió es algo que no puedes hacer por tu cuenta.

—¿Por qué no? —pregunté extrañada.

—Porque mientras nos tengas miedo no dejarás de ser la miedosa de la casa —señaló con obviedad—. Tienes que conocernos a un nivel en donde nos pierdas el miedo.

—Ya, ¿Que se supone que significa eso?

—Que nos iremos a dar varias vueltas hoy. Vas a perderme el miedo O'Ryan. No importa lo que tengamos que hacer para conseguirlo.