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El diario de Jason

Jason O'Ryan había sido un hijo ejemplar en su vida. Todos teníamos un buen recuerdo de él. Ese chico que a sus dieciséis años no bebía o ingería drogas. Tampoco salía mucho, se juntaba con personas buenas, en fin; Jason era el ejemplo a seguir de todos que los conocíamos.

O al menos así era como el nos lo había dejado ver.

Mi hermano no fue una perita en blanco, y eso yo lo sabía muy bien.

Tal vez no me permitía leer lo que escribía en su cuaderno secreto, o que siempre ponía el celular con la pantalla hacia abajo para que nadie viera nada, pero lo conocía. Sabía de lo que era y lo que no era capaz.

Y a pesar de que no sabía mucho de su vida personal, supe uno de sus más grandes secretos hasta el son de hoy.

Un año en las fiestas, navidad para ser exactos, una de nuestras tías lejanas vino a pasar la noche buena y también la navidad. Jason y yo no estábamos muy entusiasmados, la Tía Greta era de estas mujeres que con solo verla sabias que morarías ahí mismo del cansancio. Aparte de cocinar como si su vida dependiera de ello, es una mujer bastante chismosa y hasta podría decirse que metiche. Pero, eso no fue lo que detuvo a Jason de irse de fiesta en la noche buena.

Jason había planeado con sus amigos irse a beber y pasar el rato a la fiesta de un amigo. Pero, algo lo detuvo. Algo evitó que Jason huyera de las horrorosas galletas de avena de la tía Greta.

¿Qué es eso se preguntarán?

Bueno, no es un que, si no un quién.

Como ya había mencionado, la tía Greta venía a pasar las fiestas. Pero eso no es todo. Ella no venía sola, la prima Megan venía con ella.

Y podrán pensar que al ser la hija de una señora chismosa y empalagosa como la señora Greta sería igual de estresante, pero no es así.

Megan parecía sacada de una película de niñas ricas con aires de superioridad incluidos. Su cabello ya no era marrón oscuro como cuando era pequeña, ahora estaba teñido de un rubio casi blanco desde la raíz. Cuando llego vestía ropa ajustada y camisetas que tenían un escote demasiado pronunciado y que dejaban muy poco a la imaginación.

Ella era exactamente el tipo de chica favorito de mi hermano.

Y es por eso que Jason empezó a tirar sus mejores jugadas para ganársela.

A Jason no le interesaba enamorarla y vivir una bella y hermosa historia de amor.

Una de las mejores cualidades de Jason era su honestidad.

Y el fue muy honesto cuando le dijo a Megan que quería tener sexo casual con ella.

La tía y mamá no sabían nada, pero yo si.

Una noche, esa noche, fue la que creó el caos en la familia.

Jason y Megan iban a escaparse para irse a un hotel en Alabama por unos días. Megan le había dicho a la tía y a mamá que iría a la casa de unas amigas durante una semana y regresaría el lunes que viene. Jason por su lado convenció a mamá y a papá de que se mudaría con unos amigos y viviría allá unos meses. Para cambiar de aires según el.

Los ojos del demonio | Libro I | ⎷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora