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Una salida de amigos.

¿O era algo más?

Después de aquella incomoda conversación con Owen llegó la hora de la cena. Todos estábamos en la cocina para cuando Marina apagó las ollas.

Callum ayudó a servir la comida mientras yo ponía la mesa y Owen me veía en silencio.

Todos pensábamos que Reece no bajaría a cenar. Desde que los demás habían sabido de su regreso había estado metido en su habitación por horas. No le habíamos hablado o al menos yo no lo había hecho.

Se que Marina había salido de su habitación una hora después de lo qué pasó y con una pinta muy rara. Salió toda nerviosa y arreglándose el uniforme. Cuando me vio saltó en su lugar y me dio una mirada un tanto extraña.

Yo no había hablado con el por la advertencia de Callum. No quería meterlo en problemas, suficiente tenía ya cuando Callum se enteró que fui yo quien lo encontró.

Y cuando estábamos por comenzar a cenar, Reece bajo y Marina salió de su silla para servirle su plato con comida.

Todos nos quedamos congelados cuando lo vimos o al menos yo lo sentí así.

—¿Tienes hambre nene? —arrugue el ceño por la manera de Marina de llamarlo, Reece asintió y tomó asiento en la silla que quedaba frente a mi. Baje la vista por inercia—. Aquí está.

Marina había dejado un plato relleno de cosas con sangre. Lo que parecían entrañas, pedazos de piel y hasta huesos.

Me aguante la náusea cuando vi la sangre escurriendo de la carne.

Reece trago en secó y su mirada cayó en mi quien lo veía expectante.

Y claro, con las náuseas a mil.

¿Por qué Reece tenía su plato lleno de sangre y carne posiblemente humana? Buena pregunta.

Yo por mi parte tenía una hamburguesa vegetariana, Owen se había ido por unos tacos con carne de cerdo y Callum lo mismo que Owen. Marina decidió probar una hamburguesa también así que, el único que nos quedaba era Reece. Y vaya que nos sorprendió con su plato.

—Marina —llamó a la chica que ya estaba devorando su plato —, ¿Podrías tirar eso? Me dan náuseas.

Marina parpadeo sorprendida. Hasta tubo que beber una poca de su agua para no acabar ahogándose frente a todos.

—¿Náuseas? Reece, eso es lo que siempre haz comido —señaló ella, Reece hizo una mueca—, ¿Por qué de repente no quieres comer?

—Podría tratar con una hamburguesa —dijo el señalando el plato frente a mi. Me vi algo sorprendida por lo que baje la mirada y empuje mis anteojos contra mi nariz. Marina aún tenía expresión de sorpresa por lo que después de unos segundos, cuando noto que Reece hablaba enserio, se puso de pie y retiró el plato de la mesa.

Vi como desapareció con el plato repleto de sangre y regresó con uno limpio y con unas hamburguesas encima. Lo dejo frente a Reece y lo vio expectante. Callum y Owen hicieron lo mismo, este último lo escudriñaba con el ceño fruncido.

Los ojos del demonio | Libro I | ⎷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora