Mary fue siempre la típica chica tranquila y solitaria. Jamás se metió en muchos problemas o descuido sus calificaciones. Su vida se basaba en cumplir con sus obligaciones y finalmente cuando tenía un tiempo de paz, meterse en su habitación y leer por horas. Y, tal vez piensen que es la típica rata de laboratorio que solo vive en su mundo. Pero detrás de eso, está una ágil lectora amante de la fantasía en su mejor momento. Y es justo ahí, donde inicia todo.Un día mientras estaba en su habitación cómoda leyendo por doceava vez Hush Hush de la nada, una fuerte brisa azoto en su ventana haciendo que su libro cayera de sus manos por el susto. Frustrada por haber perdido la pagina por el golpe, se agachó a recogerlo. Para la sorpresa de Mary, cuando volvió a observar su cama, había un extraño chico sentado en ella viéndola con interés.
—¿Quién eres? —fue lo primero que salió de los labios de Mary quien estaba muerta del susto y con una confusión inimaginable.
—¿Huh?
—¿Tienes problemas de audición? Te pregunté que qué haces aquí. Aún más importante, ¿Cómo entraste?
—Espera... ¿T-Tú puedes verme? —preguntó el chico con cierto aire de sorpresa y nervios guiándolo.
—Obviamente puedo verte. ¿Que estás haciendo aquí? ¿Cómo entraste? ¿Qué quieres? —Mary estaba pasmada, sorprendida y hasta asustada. Ese chico fácilmente podría ser un asesino en serie o peor.
Pero, eso no fue todo.
La sangre se le heló a Mary cuando de la nada, se fijo en los ojos del chico que brillaban con un amarillo casi perfecto.
—Esto no puede estar pasándome —se lamentó el chico misterioso en un murmullo que claramente, Mary escuchó—. Escucha, ahora lo menos que debería importarte es saber quien soy o que hago aquí.
La expresión en el rostro de Mary valía oro, era como si le estuvieran haciendo una broma de muy mal gusto.
—¿A que te refieres? Estás demente si piensas que voy a dejarte ir sin que me des una explicación. No puedes entrar a las habitaciones de las personas y irte así de la nada.
—Oh créeme, he estado viniendo aquí por meses y tú ni en cuenta. Puedo venir las veces que quiera. Lo que no entiendo es qué pasó esta vez que lograste verme.
—¿Q-Qué? ¿De qué hablas? ¿Por qué tus ojos se ven así de extraños?
—No necesitas entender de que hablo. Mis ojos son lentes de contacto.
—En realidad si, no puedes aparecer y desaparecer cuando te de la gana.
—Me da muy igual si puedo o no venir. No necesité tu aprobación antes y mucho menos ahora. ¿Entiendes?
Mary estaba por responderle pero, la puerta de la habitación de Mary se abrió de manera abrupta dejando ver a la madre de Mary viéndola con curiosidad. Mary no sabía que hacer, su único pensar era que su madre la mataría al ver al extraño chico de ojos amarillos sobre su cama.
—¿Qué estabas haciendo Mary?
—Y-Yo... Mamá no es...
—¿Estabas hablando sola? —preguntó Harriet con algo de confusión, Mary cerró la boca de golpe y le dio una mirada al chico. Quién, está vez, tenía sus ojos brillando de un rojo potente que emanaba peligro a la distancia.
—¿No lo vez? —preguntó ella estupefacta.
—¿Ver qué? —preguntó la mujer confundida.
Mary volvió a mirar al extraño chico pero, en ese momento, el le hizo una seña para que mantuviera el silencio. Por alguna razón, Mary obedeció y se quedó en silencio nuevamente.
—Ehh... No nada. Estaba... —, Mary se quedó congelada viendo al chico, hasta que de la nada, decidió fingir que nada sucedía—. Viendo mi computadora, solo que la apague hace pocos segundos de que llegaras.
—¿Estas hablando de nuevo con la computadora? —preguntó la madre de Mary con pesadez—. Juro Mary, que si regresamos a eso voy a tener que llevarte a un grupo de apoyo del que me habló una de las enfermeras del hospital. Dicen que es muy bueno y...
—Mamá —la interrumpió Mary con un tono ya más serio—, Estoy bien. No necesito ir a ningún grupo de apoyo.
—Bien, la cena estará lista en treinta minutos te veo abajo.
Mary soltó un suspiro cuando la puerta se cerró nuevamente. Y justo cuando se giró a ver al chico de ojos amarillos se llevó la sorpresa de verlo a centímetros de ella.
Los ojos del demonio estaban fijos en ella, viéndolas escudriñando cada centímetro de su ser en ese momento. Mary se mantuvo rígida, congelada ante esos ojos amarillos que, sin lugar a dudas, le causaban el más grande de los temores. Tanto así, que Mary pudo sentir su piel erizarse del miedo que sintió al estar bajo esa potente mirada.
La respiración del demonio estaba demasiado cerca de ella. Chocaba con la comisura de sus labios. A Mary le sorprendió sentir el tacto sus manos que, en la cintura de ella, parecían enormes.
—No hagas eso —soltó ella separándose de él y casi cayendo al suelo. Por suerte, Callum actuó más rápido que ella, la sostuvo nuevamente de la cintura de un tirón haciendo que sus cuerpos chocaran el uno con el otro.
—¿Qué? ¿Evitar que te comas el piso? Bueno, me hubieras dicho y hubiera dejado que te cayeras —espetó con algo de brusquedad el chico sacando su mano de tan riesgosa área.
—¿Cómo hiciste para que mamá no te viera? —preguntó la chica aún conmocionada.
—Eso no es problema tuyo.
—Estás en mi habitación, creo que si es muy problema mío —siseó ella con la amargura rozando sus palabras.
—Uy cuidado que puedo salir corriendo. Tus amenazas me dan igual Mary, eres una indefensa rata de laboratorio, los dos sabemos que estás muerta del miedo.
—Joder, me estoy volviendo loca —soltó ella en suspiro cargado de preocupación.
—Ay por Satán, los humanos son tan extraños...
—Lo dices como si tú no fueras un humano también.
—Tal vez no lo soy —reto viéndola, Mary se estremeció bajo la mirada de aquellos ojos tan aterradores.
—No te tengo miedo.
—Tendrás que hacerlo.
Y después de haber dicho aquello, Mary sintió miedo en su interior. Y aunque estaba aterrada, supo una cosa al instante.
Averiguaría que se esconde detrás de él, cueste lo que cueste.

ESTÁS LEYENDO
Los ojos del demonio | Libro I | ⎷
FantasíaLa fantasía es eso que todos adoramos. ¿Por qué? Bueno, es sencillo. La fantasía nos permite ver algo más allá de nuestra realidad. Crear eso que nos libera, cualquier cosa, hasta la más simple situación donde distraernos y entretenernos. Maryann...