AmanecerCallum
Finalmente había pasado. Maryanne está en transición y no hay nada que pueda evitarlo. El congreso no podrá reclamarnos porque no hemos hecho nada ilegal y todo está bien. O al menos eso parece por ahora.
Recién el sol estaba subiendo, cuando sentí el calor en mi piernas tuve que despertar. Sentí alguien moviéndose a mi lado y parpadeé confundido. Se suponía que la transición no sería tan rápida y que se daría tiempo de conseguir lo que necesito para ella.
—¿Tan rápido despertaste? Pensé que el veneno tardaría más —susurré hacia el bulto de sábanas que había a mi lado.
—Pues fíjate que el veneno se espacio hacen dos años ya, idiota. Ve a hablarle así a Mar —bufo Reece quitándose la frazada de encima.
Al instante retire lo dicho y me puse de pie confundido.
—¿Dónde está?
—La lleve a su habitación. No era prudente dejarla ahí entre nosotros —aportó la voz somñolienta de Owen que estaba en los pies de la cama. Arrugue el ceño.
—¿La moviste? Podrías haberla dejado durmiendo conmigo.
—Si bueno, tú te la cogerías más de dos veces si pudieses así que... mejor no.
—Está inconsciente no soy un depredador sexual, se respetar —rodé los ojos poniéndome de pie. Acomode el bóxer en mi cuerpo y prosegui a estirarme.
—No parecía lo mismo ayer, ella seguía balbuceando tu nombre y tú sólo querías estar sobre ella —respondió Reece con los ojos aún cerrados.
—Eso no es cierto.
—Da igual, está descansando, es lo que importa —corto Owen.
—Lo mismo pienso. Iré a ducharme.
—Yo debo ir a correr y a penas y se como ponerme de pie —se quejó Reece.
Levante las cejas burlón.
—A la que se follaron fue a Maryanne, no a ti, ¿O no?
—Vete a la mierda Callum.
Salí de la habitación dejándolos allí solos quejándose. La verdad el plan había salido bien. Todo fue como lo esperé. Cuando la vi encerrada en aquella celda me sentí como el peor tipo del mundo. Jamás quise eso en primer lugar.
Maryanne jamás fue fácil conmigo. Todo se me complico cuando mi prometida metió las narices y me jodio todo. Comencé a ser cortante con ella porque pensaba que tenerla lejos era mejor. Así ella no sufriría por mi culpa.
Al final sólo conseguí lo que menos quería. Ella empezó a sentirse atraída por Reece primero. Owen fue después. Supongo que era inevitable. Los tenía a diario alrededor, éramos lo único que sabía por dos meses seguros.
Cuando la vi con Reece por primera vez casi quise matarlo. Pero me reconfortó saber que no había pasado de un simple jugueteo. Owen fue quien cruzó la línea y me hizo enfadar por completo. Ambos hicimos un trato cuando se la follo.
—Te iras, lejos de aquí, la dejarás conmigo y no la volverás a ver. Si llego a verte cerca de ella, juro que la matare yo mismo.
—¿Y porque aceptaría? —me retó.
—Porque no quieres que la mate.
En fin, ese fue nuestro trato. No duro nada porque cuando la secuestraron y acabamos viéndonos de nuevo y llegue a una conclusión: Maryanne tiene que estar con los tres. Porque con cada uno siente algo diferente.
Owen la vuelve loca de maneras que ni yo ni Reece entenderemos jamás.
Reece la hace sentir segura y le da estabilidad, la mantiene fuerte y al mismo tiempo le da cariño.
Y yo... ¿Qué hago yo?
No lo sé. Se podría decir que soy esa versión que la molesta y la hace perder el control cuando mas quiere mantenerlo. Soy ese detonante que hace explotar la bomba. Soy eso que no debería gustarle pero le llama la atención.
Soy el demonio que la llevo al cielo sin ser un ángel.
Y estoy orgulloso de ello.
Para mi ella siempre fue mi escape, ese lugar a donde puedo ir y ser libre. No era más un príncipe del inframundo o lo que sea. Era simplemente yo. Sin responsabilidades ni nada. Molestando a una simple humana que, aunque es más ciega que un topo y lee como loca, es hermosa y muy inteligente.
Y supongo que eso fue lo que más me llamó la atención de ella.
—Callum —llamó la voz de Reece a la lejanía—, Siento una presencia más fuerte aquí.
—¿De que hablas? —respondí envolviéndome en una toalla abriendo la puerta.
—Siento a otro demonio aquí —especificó.
Levante las cejas.
Si Reece sentía eso, eso significaba que...
—¡Chicos! ¡Está despertando! —avisó Owen.
Y eso fue suficiente para que Reece saliera de mi habitación más rápido que la nada misma. Yo tomé unos bóxers y unos shorts. No había tiempo de que me pusiera una camiseta.
Corrí escaleras arriba y entre en su habitación. Reece estaba en el marco, sentado como un niño pequeño viendo perdido hacia una dirección de la habitación. Me sorprendí cuando vi a Owen, estaba boquiabierto, viendo directo hacia la ventana.
No lo dude y mire donde ellos tenían la mirada fija. Mi garganta se secó. Por un momento sentí que iba a caerme al suelo de la sorpresa. Sentí como mi abdomen se apretó y mi cuerpo completo se mareó ante la imagen.
Allí estaba ella, de espaldas y de pie.
Su cabello negro oscuro y caía en cascada hasta su trasero. Su figura era más voluptuosa, mucho más que antes. Acentuaba más su trasero y tenía más cintura que antes. Seguía del mismo tamaño, algo más alta pero por muy poco. Su piel, tocada por la luz del sol que entraba por la ventana, se veía pálida y cremosa. Más pálida que antes. De perfil, se notaba que sus pechos habían crecido, fácil ahora estaban por salir de mis manos. Se notaba que estaba muy cambiada. Y le sentaba de maravilla.
—Ay mierda —las palabras abandonaron mi boca antes de poder contenerlas.
Ella se giró, como si no nos hubiera sentido llegar sin ningún pudor alguno. Ahí pude ver su rostro.
Sus pómulos aumentaron, sus mejillas estaban algo rosadas. Sus labios estaban más carnosos que antes y de un tono rosado espectacular. Su piel pálida tenía unas marcas donde la mordimos, señal de su transformación y su cambio espiritual. El cabello le tapaba por lastima los pechos pero estaba seguro que se le veían increíbles.
Y lo mejor todo no fue eso.
Sus ojos ya no eran de ese marrón común.
Sus ojos ahora eran...
Blancos.
—Hola, chicos.

ESTÁS LEYENDO
Los ojos del demonio | Libro I | ⎷
FantasyLa fantasía es eso que todos adoramos. ¿Por qué? Bueno, es sencillo. La fantasía nos permite ver algo más allá de nuestra realidad. Crear eso que nos libera, cualquier cosa, hasta la más simple situación donde distraernos y entretenernos. Maryann...