La transformación
Maryanne
Abrí los ojos con dificultad. El dolor de cabeza me quería matar literalmente. Solté un gruñido cuando me removí entre las sábanas.
Lo último que recordaba era haber sido cargada por Reece y haber perdido la consciencia. Estaba en una habitación, de un tono gris claro. Tenía una ventana muy linda y grande. La cama era espaciosa y cómoda. Después de ver el alrededor deduje que no estábamos en casa. Parecía otra casa.
Me puse de pie y removí los pies en el suelo al sentir el frío del aire acondicionado. Me acerqué a la ventana y la vista soleada me dio la bienvenida. Eran calles que yo no recordaba. O al menos no tenía idea de cuáles eran.
—¿Cómo te sientes?
Me giré, encontrándome con esos ojos sangrientos que tanto me gustaban. Sonreí de lado viéndolo.
—Me duele la cabeza pero no es nada que no pueda soportar. ¿Cómo estás tú?
—Ni un rasguño —presumió levantando las manos, sonreí cuando se acercó más a mí—. Lamento lo qué pasó.
—No tienes porque seguir disculpándote. Estamos bien.
—¿Te gusta la vista? —preguntó señalando la ventana.
—Es una muy bonita.
—¿Sabes donde estamos?
—No.
—Estamos en Canadá.
—¿Canadá? —soné más asombrada de lo que pensé.
—Si, Canadá.
—¿Qué hacemos aquí?
—Tomándonos una vacaciones.
La piel de mi cuello se erizo cuando sentí su mano rozando mi muslo, lo miré. Su mirada pícara me dio la bienvenida.
—No sabes cuánto extrañe esto —murmuro acercándome más a él. Sonreí metiendo mi rostro en el hueco de su cuello y dejando un beso húmedo ahí.
—Yo te extrañé a ti.
Sus labios chocaron con los míos haciéndome sentir esa energía única y sin igual. Enrosque mis manos alrededor de su cuello y lo apegue más a mi. Sentí como gruño por el contacto. Sonreí en sus labios cuando sus manos bajaron por mi espalda y aterrizaron en mi trasero. Dio un apretón haciéndome morder mi labio inferior para no soltar un gemido.
—¿Estas lista? —preguntó con la respiración agitada al separarse.
—¿Para qué?
—Ya lo verás.
Owen me beso sin más y yo me deje llevar. El jugueteo siguió hasta que sentí que necesitaba moverme de ahí.
Owen capto la señal y me tomo por los muslos poniéndome sobre su regazo, cargándome. Me dejó caer de nuevo sobre la cama con el sobre mí. Sus manos buscaron desesperadamente el borde de mi camiseta lista para quitarla. Yo levanté las manos para hacerle el proceso más rápido. Yo hice lo mismo con su camiseta y la dejé tirada por algún lado de la habitación.
—Owen no podemos hacerlo de nuevo, los chicos van a...
—Ayudar —terminó una voz a la lejanía.
Parpadeé confundida, miré por sobre el hombro de Owen y sentí que el corazón se me cayó al suelo. Reece estaba ahí, recostado de la entrada de la habitación viéndonos.
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Los ojos del demonio | Libro I | ⎷
FantasiLa fantasía es eso que todos adoramos. ¿Por qué? Bueno, es sencillo. La fantasía nos permite ver algo más allá de nuestra realidad. Crear eso que nos libera, cualquier cosa, hasta la más simple situación donde distraernos y entretenernos. Maryann...