CAPITULO 35

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UN MESES DESPUES.

Me remuevo en la cama, incomoda, incapaz de conciliar el sueño. Tomo una almohada y la abrazo con mis piernas. Lo necesitaba, necesita abrasarlo, sentir su calidez, sentir sus brazos enroscado en mi cuerpo, pero yo decidí dormir en otro lugar, ahora tengo que atenerme a las consecuencias.

Me levanto después de dar vueltas tras vueltas y no encontrar la comodidad, decido salir de la recamara de huéspedes he ir a la cocina por un vaso de leche y galletas.

Reviso la alacena, pero me cuesta un poco alcanzar la caja de galletas que se encuentra en uno de los estantes. Voy a subirme en una silla pero la voz de Shagen me detuvo- ¡qué demonios haces!- mi ceño se frunce. Mis ojos recorren al hombre que acaba de entrar a la cocina, sin camisa, y con tan solo su chándal de dormir.

-Solo quería bajar unas galletas, ¿hay algún problema?- él no dice nada, solo se acerca a mí, quita la silla y baja las galletas del estante y así entregándomelos.

-Me hubieses pedido ayuda, que tal si te hubieses caído- responde serio, trago fondo, me doy media vuelta para así llegar a la aislada y llenar mi baso con leche.

Durante este mes, lo he estado evitando, ambos llegamos a un acuerdo por el bien de bebé, aunque a Shagen no le hizo mucha gracia de que no durmiéramos juntos.

Desde donde está, puedo sentir la calidez que emerge, sé que sus ojos me observan deliberadamente, pero se ha jactado a mi decisión. Muchas noches me he refrenado a ir a donde está, abrazarlo y besarlo, pero me prometí a mí misma de que ya no volvería a tropezar con la misma piedra.

-Cuanto pasara para que dejes de evitarme Ranish- murmura, meto mi galleta en la leche para luego comerla. No pensaba responder, preferí no hablar, no prestar atención a nada, y hacer que no estaba allí, aunque fuese imposible no percibir su caro perfume y aquella aura que siempre ha poseído- Ranish...

-Buenas noches Shagen- murmuro antes de marcharme con las galletas en mano y mi vaso de leche. Me encamine a mi habitación, y me encerré allí, en la oscura soledad, muriendo por dentro, incapaz de seguir soportando esa fría pared que nos separa.

SHAGEN.

Verla tan esquiva es como una filosa arma para mi corazón, verla alejarse de mí ha sido el peor castigo que me hubiese impuesto. Me quedo allí, viéndola irse, colocando una vez más una barrera de concreto entre nosotros.

Suelto un leve suspiro, saco una jarra de agua helada y me tomo un vaso full de ese líquido vital, para calmar la sed masiva que me ha provocado mi esposa y ese corto short que cubría sus voluminosas nalgas. Un mes de abstinencia, y tenerla tan cerca como tan lejos ha dejado una enorme secuela.

Camino a la recamara que compartía con Ranish, antes de adentrarme a ella, las ganas de invadir el lugar donde esta estaban allí. Pero no quería que se alejara más, por lo que negué y tomo todo de mí para no invadir su privacidad.

Me acuesto en la fría cama, esa que aún tiene su olor, ese fresco olor a primavera y vida. Doy una, dos, tres, cuatro inhalaciones leves, hasta caer rendido en un sueño profundo.

Conspirador tu mirada, que me ojea y planea que hacer conmigo cuando lleguemos a casa.

Una calidez me embarga, se remueve y se acomoda encima de mí, gimo de placer al sentir esa deliciosa fuente de calor. Entre abro mis ojos, y veo una oscura cabellera esparramada en mi pecho y una parte de la cama.

Mi corazón late con prisa al darme de cuenta quien es, mis brazos la rodearon sin pensarlo, aferrándola más a mi regazo.

-Nish...- murmure en voz baja.

JAMILATI " SAGA AMOR EN EL DESIERTO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora