CAPITULO 10

3.7K 217 12
                                    

Mi cuerpo tiembla entre su toque liberador, el deseo, la pasión que me envuelve me hace caer una vez más en el pecado, y como no podría pecar si mi mayor debilidad es él, mi amado esposo, el hombre dueño de mi corazón.

Sus manos recorren cada rincón de mi cuerpo, acariciándolo, amándolo con sus manos, rusticas y fuertes. Muerdo mi labio inferior. Mis ojos están cerrados incapaces de soportar tanto placer, extasiada con cada cosa que me hace sentir.

-Oh mi jamilati, mi más deliciosa esposa- abro mis ojos, él me sonríe para luego volver apoderarse de mis labios- enrolla tus piernas a mi cintura mi amor- y obedezco a su orden, ambos salimos del baño sin dejar de besarnos. Me acuesta en la cama con delicadeza, y sin dejar de enroscar mis piernas sobre su eje, comienzo a tocar su pecho, su musculatura, aquellos impresionantes abdominales.

-Tengo miedo Shagen- confieso sin dejar de acariciarlo- tengo miedo de que me hagas daño... y después- niego- no pueda recuperarme del golpe.

Sus manos acunan mi rostro, sus posos verdes fijos en los míos- eso no ocurrirá- suelta un leve suspiro- sé que he cometido muchas estupideces y no sabes cuánto me arrepiento. No me había dado de cuenta de lo mucho que eso te destrozaría, no me fije que mis acciones te lastimarían y... no quiero perderte a ti también.

-No quiero ser el remplazo de mi hermana...

-No lo eres, y hasta ahora me doy de cuenta de ello- acuno su rostro con mis manos, me acerco más a él, nuestras narices se tocan, nuestros labios se rozan.

-Crees poder llegar amarme- pregunto.

-Enséñame hacerlo- me vuelve a besar, esta vez con más intensidad, mi pelvis rosa la suya, su miembro se posiciona en mi entrada, y comienza a expandir su hogar.

Muerdo el labio de mi marido, ambos gemimos, su caderas se mueven con tanta agilidad, penetrándome, satisfaciéndonos con el placer carnal. Mis uñas se clavan en su espalda, su mano eleva una de mis piernas para hacer de sus embestidas más profundas. Los gemidos elevados llenan la estancia, la fricción y el choque de nuestros cuerpos son música para mis oídos, me siento extasiada, delirante por todo aquel cosquilleo delicioso.

-Shagen...- gimo ya estando a punto de llegar al más liberador orgasmo, y en un movimiento rápido, sus manos me toman como muñequita de trapo y me hace colocarme boca abajo. Me vuelve a penetrar ya estando con mis más sobre la cama y en mis rodillas. En esta posición se hace sentir aún mejor, más profundo más placentero, mas erótico.

-Haa... Shagen, más quiero más- grito incapaz de soportarlo, solo unos segundos más para poder explotar, sus embestidas se vuelven mucho más fuertes, frenéticas, sus dedos clavados en mis caderas, su leves transpiraciones, con solo sentirlo tan a fondo, desequilibra cada parte de mi.

Hasta que ambos llegamos, hasta que sentir su semilla esparramarse por mi entre pierna, hizo darme de cuenta de lo posesiva que era. Yo lo quería, yo lo amaba y no pensaba darle un pase libre a alguien que siempre supo que su amor era tan prohibido, no le iba a dar el paso libre a la mujer que me había arrebatado el amor de mi marido, eso jamás.

Shagen me hace voltear, ambos estamos arrodillados en medio de la cama, sus manos acunan mi rostro y me besa, sus labios son suaves y delicados, sus beso es lento y pasional, es como si me transmitiera tras de ello su ternura.

-Eres mío- susurro casi en un hilo de voz.

-Lo soy, soy tuyo.

***

Ya había pasado varios días desde que Shagen hablo con mi padre, y desde entonces nuestra relación a mejorado, por supuesto no me confió mucho, ya una vez le creí y termino hiriéndome, pero esa vez estaba dispuesto a dejarlo ir, ahora no pensaba librarlo de mí, hare todo lo imposible para que mi Shagen se enamore de mí, incluso me ame mucho más de lo que amaba mi hermana.

JAMILATI " SAGA AMOR EN EL DESIERTO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora