CAPITULO 20

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NISH.

Tomo la jarra de jugo y la coloco en la bandeja, no hace menos de cinco minutos estábamos todos tomando el desayuno. La tensión era palpable pero no se rompió en ningún momento. Emir estuvo dándome miraditas de vez en cuando mientras el señor Kamil solo respondió a su esposa con monosílabos.

Todo el aire retenido sale por mi boca, ayudo a llevar los platos a la cocina, pero me sorprendo al ver a Emir acercarse a mí, toma la charola de mis manos con el ceño fruncido.

-Donde está tu flamante esposo- pregunta con osadía.

-Mi marido está arriba preparando las maletas para marcharnos- respondo sin darle mucha importancia, sé muy bien los sentimientos que Emir siente por mí, pero indefinidamente yo jamás podría amar a otro que no sea Shagen. Cuando consigues al hombre que te sustenta, que te hace sentir como en un mar de emociones, o una nube de azúcar flotante, es allí cuando muchas cosas cambian.

-Te vas, pero si tu padre había dicho que...

-Mi marido tiene compromisos que atender en Dubai y yo lo acompañare, padre y Munim volverán a Estambul la fecha pautada.

-Te voy a extrañar...- murmura, sus ojos se iluminan de tal manera que hace que un estremecimiento recorra mi cuerpo- cuanto desearía que no lo amaras, así hubiésemos podido estar juntos Nish. Pero aquí estaré esperándote cuando te des de cuenta que ese hombre no te hará feliz.

-Así no me haga feliz, no me volvería a casar por mucho que mi padre me lo pida, así que no te hagas ilusiones Emir, te considero un gran amigo, pero mis ojos no te ven más allá de eso.

-Eso es porque no me has dado la oportunidad Nish, si tan solo me dieras el pase con todas mis fuerzas lucharía para eliminar el amor que sientes por ese hombre.

-Yo...

-No es de buen gusto que le hables de esa manera a una mujer casada- los ojos de Emir se alzan sobre mí para fijarlos en mi marido.

-Yo puedo decir lo que me venga en gana, al fin y al cabo ella es solo la imagen de tu adorada obsesión, no es así Shagen.

-Cállate, tú no sabes nada- el brazo de Shagen se enrosca en mi cintura y me jala hacia él.

-Que no se nada... no soy estúpido, estoy al tanto de todo, y sé muy bien que siempre has estado enamorado perdidamente de Amira Salman Al Gala, Reina de Arabia saudita, mujer de uno de los hombres más poderosos del reino unido.

-Es mejor que nos vallemos mi cielo, antes de que agarre a golpes a este hombre, yo me doy vuelta y lo obligo a mirarme, sus ojos se fijan en los míos, le sonrió tranquilizadoramente.

-No mereces eso Ranish, mereces un hombre que te amé de verdad no que te compare con otra...- me volteo y sin poder más lo cacheteo.

-Soy libre de elegir a quien amar, tengo el derecho de errar en esta vida, estoy harta de que te metas Emir, lo mejor es que ya no seamos amigos.

-Yo jamás he querido ser tu amigo...

-Y yo no podría amarte- el dolor aparece en aquellos posos oscuros como la noche.

-No me importa esperarte una infinidad Nish, sé que este hombre cometerá alguna vez alguna estupidez que una vez más te hará retroceder, y yo estaré aquí para ti, esperándote en silencio y recibiéndote con los brazos abiertos.

-Mi esposa nunca más retrocederá y yo no permitiré que me la arrebates.

-Eso lo veremos...- Emir se da media vuelta y se marcha, suelto todo el aire atorado en mi garganta. Me doy media vuelta para también marcharme pero unos brazos me retienen.

-No creerás lo que el acaba decir, tu no me dejaras por el verdad- de cierto modo no podría, pero de alguna manera aun por más que me lo negara Emir tenía razón.

-El no dijo nada que no fuese cierto Shagen, pero no, no me alejaría de ti sin un motivo ni mucho menos estaría con él por el simple hecho de no haber encontrado la felicidad junto a ti.

-Temo fallarte una vez más- murmura con preocupación.

-Si no estás seguro de lo que sientes por mí, lo mejor que podemos hacer es darnos un tiempo.

-Y si no vuelves, y si dejas de amarme- me tenso, sus brazos me apretujan más a su cuerpo- no quiero, no voy a perderte de vista de nuevo, quizás llegue otro hombre que te guste y me dejes- hunde su rostro en mi cuello, respira hondo y suelta ese cálido aliento que me pone el vello de punta- pienso evitar perderte, tú no te alejas de mí, así tenga que dormir en el piso pero no te alejaras de mí, no te quitare el ojo de encima.

Besa mi cuello, estremeciéndome, calentando cada pedazo de mi anatomía, trago saliva y tomo toda la fuerza de voluntad para alejarme y negarme.

-Solo una Shagen, solo una oportunidad, no la desperdicies.

***

No hace más de dos horas que habíamos llegado a Dubái, estaba sentada en la terraza del hotel mientras que Shagen estaba en una conferencia en la empresa. Tomo un poco de te mientras disfruto de la maravillosa vista. Ya había venido mucho antes aquí, pero desde que mi abuela Karina se le fue asignada la responsabilidad de instruir en mí las costumbres me vi alejada de mi mejor amiga, mi hermana. A diferencia de Amira, ella no le toco tan duro como a mí, la abuela Zamira es mucho más indulgente que la madre de padre.

Se todo lo que una mujer de mi estatus debe saber, pero a pesar de que mi abuela siempre me dijo que los hombres son débiles a la carne, que me acostumbrara a que mi esposo siempre estaría mirando a las demás mujeres, y que se casaría nuevamente, nunca desee tener ni compartir el tiempo de mi marido. Me propuse a ser suficiente para él. Tome clase de cocina, aprendí a lavar a planchar y mantener en orden una casa, pero no logre tener al margen mis celos, ni mucho menos mi posesividad. La única razón por la que no agarre Amira por los pelos y dañarle su lindo rostro fue porque en primera es mi hermana de cuna, de segunda es la persona que más amo, si la dañara, me dañaría a mí misma. Y no me vi capaz de enfrentarlos a ambos.

Pero quizás ahora sea diferente, quizás pueda lograr que me ame, pero siempre su amor por mi hermana estará allí, y sin mentir no tengo ningún problema de compartir su corazón con ella, pero en físico, es solo y seguirá siendo mio.

Muchos pensarían que soy una mujer con poca dignidad, pero lo que pocos sabes es que cuando una persona se enamora, pierde hasta el control de sí mismo.

Makdub, estaba escrito que compartiría tu corazón, pero no estoy dispuesta a dejar el camino libre a pesar de que ahora ella sea la esposa de Selim, el emir de mi país.

Quisiera enamorarme, quizás así pueda olvidarte.

JAMILATI " SAGA AMOR EN EL DESIERTO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora