—Pamela —entra mi padre en la habitación y salgo de la cama mientras bostezo.
—Buenos días —le saludo con cara de dormida. Está vestido con un chándal azul y las deportivas que le regalé por navidad el año pasado.
—Voy a irme a hacer la compra, ¿necesitas algo?
Dudo por unos segundos. En mi día a día siempre me acuerdo de las cosas que hay que comprar, pero cuando es la hora de hacerlo, mi mente se queda en blanco.
—No me acuerdo —comento sincera y mi padre eleva las cejas.
—¿No dijiste ayer que querías champú?
—¡Ah, sí! Tengo muy mala memoria —me disculpo con una sonrisa tierna.
—Eres igual que tu madre —asegura con una sonrisa y mi corazón palpita con fuerza.
Que me diga que soy igual que mi madre es lo mejor que alguien podría decirme en toda mi vida.
—Te quiero —le doy un pequeño abrazo y cuando nos separamos, mira atentamente mi habitación.
—Cuando vuelva, quiero la habitación como los chorros del oro —avisa señalando el cuarto con su dedo índice.
—¡Chao! —me despido de él y hago que salga de aquí.
Me doy media vuelta y miro atenta cada rincón de mi cuarto. ¿Cómo lo he ensuciado tanto en apenas días? Me recojo el pelo en un desastroso moño y abro la ventana para ventilar la habitación.
Me dirijo hasta el armario y comienzo a buscar un chándal cómodo para poder recoger más agusto. De pronto, un ruido hace que dé un bote del susto. Me giro rápidamente y veo en el suelo, frente a la ventana, una roca enganchada a una nota.
Frunzo el ceño y miro a mi alrededor con nerviosismo. ¿Me acerco a la nota? ¿Y si es una trampa y alguien me mata? A veces mis pensamientos dan mucho más miedo que la realidad.
Quito esas ideas de mi mente y cojo la nota con manos temblorosas. La leo en voz alta.
—Hola, mi querida Pami. Soy tu amigo @dark_person. He estado notando que te acercas mucho a los gemelos y eso no me gusta nada... No te convienen, cielo. Quiero que te des cuenta de que tu cuerpo es válido, pero para eso necesito que solo te centres en mí. Sé que no me vas a hacer caso, así que voy a adelantarme por ti. Uno de los dos gemelos morirá esta noche.
Mi corazón late tan deprisa, que temo que me dé un ataque. No sé qué hacer, tengo tanto miedo... Miro mi pijama de conejitos. No lo dudo y salgo corriendo de casa para ir a buscar a Dante y Arán. Me dan igual mis pintas, sólo quiero salvarlos.
Corro y corro hasta sentir que me voy a desmayar, pero no me freno. Necesito saber que están bien. No puedo perder a las dos personas que me han hecho abrir los ojos y darme cuenta de que nadie puede hacerme sentir mal,siempre y cuando yo sea consciente de la realidad. Y esa realidad es que me quiero, a pesar de que haya personas que me miren y solo vean defectos.
De pronto, recuerdo un momento con Arán que me ha marcado.
—Arán, no valgo nada —espeté entre sollozos.
—¿Dices eso sólo porque cuatro idiotas no pueden apreciar tu belleza?
—Yo... Soy demasiado gorda y... Nadie me quiere, ni lo harán jamás. Las personas como yo nunca encontrarán el amor.
—¿Sabes qué? Eres como una mariposa —comentó seguro mi amigo y fruncí el ceño mientras limpié algunas lágrimas.
—¿Por qué?
—Porque ellas jamás pueden ver sus propias alas y no son conscientes de lo hermosas que son. Tú, Pamela, todavía no puedes ver tu belleza. Y es una pena, porque yo la admiro cada vez que puedo —confesó con los ojos cristalizados y me lancé a sus brazos.
—Te quiero, Arán. Siempre consigues hacerme feliz —dije contra su cuello.
—Es mi deber como amigo decirte la verdad. Y yo también te quiero, mi dulce mariposa.
Vuelvo a la realidad y me doy cuenta de que tengo la cara empapada de lágrimas y de que ya he llegado a la puerta de mi novio y mi amigo. Elevo el brazo para tocar el timbre y saber que están bien, pero no puedo hacerlo.
Alguien me coje por detrás y pone algo en mi boca y nariz que consigue que de pronto sienta mucho sueño. Lucho por intentar mantener mis ojos abiertos, pero no lo consigo.
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Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...