21: Averiguaremos quién es

405 34 3
                                    

—¿Por qué coño has tardado tanto en decírmelo? —pregunta furioso Dante una vez estamos a solas en su habitación.

—¡Tenía miedo! —me excuso y él suspira.

—Yo me encargo, ¿vale? —me coge de los hombros.

—No, Dante, no. Yo quiero ayudar.

Se queda en silencio durante unos segundos y se levanta de la cama. Camina hacia la ventana y corre la cortina para mirar por la calle. Creo que intenta averiguar si nos están espiando.

Me levanto y lo abrazo por detrás, haciendo que se ponga rígido. Poco a poco, se relaja.

—Déjame ayudarte —susurro y se gira para quedar cara a cara.

Es un poco más alto que yo, pero no demasiado. Sus ojos color miel me observan atentos. Como de costumbre, mi pulso comienza a acelerarse.

—¿Te he dicho ya lo guapa que eres? —pregunta con voz ronca y sonrío—. Eso es, sonríe más.

No digo nada, solo paso mis manos por detrás de su nuca. Nos acercamos lentamente hasta que nuestros labios se rozan.

—Me encantas —susurro y no tarda en acortar la distancia entre nosotros.

El beso es apasionado y sincero. Comenzamos a caminar sin despegarnos hasta llegar a la cama y nos tumbamos. Dante se pone encima y comienza a repartir pequeños besos por mi mejilla y mi cuello.

—Tú me encantas más —dice contra mi boca antes de volver a besarme.

POV'S ARÁN:

Al terminar de comer, mi hermano y Pam suben a la habitación para tener un poco de intimidad. Sólo espero que usen los condones que mamá y papá nos dieron por navidad.

—Arán —me llama Pablo y lo miro.

—Dime, amor.

—Tu padre me ha ofrecido quedarme a dormir porque ya es tarde, ¿qué opinas? —hace un pequeño puchero y no puedo evitar sonreír.

—Uf, qué pesadilla —bromeo y se hace el ofendido.

—¡Oye! —protesta y me río. Sin que se lo espere, le robo un beso.

—Pablo, tenemos que hablar de ya sabes quién —le susurro para que mis padres no nos escuchen.

—¿Dónde podemos ir?

Me muerdo el labio inferior mientras pienso. Mi habitación está ocupada por mi hermano y Pam, el salón por mis padres...

—Mamá, Pablo y yo vamos un momento a la azotea a tomar el aire —digo en alto y ella asiente con una sonrisa.

—¡Mucho cuidado! —interviene mi padre desde el sillón—. A ver si os váis a caer sin querer.

—Tranquilo, papá. Soy patoso, pero no tanto —bromeo y le hago una señal a Pablo con la cabeza para que me siga.

Mis padres son muy permisivos conmigo porque saben que pueden confiar en mí. Ellos me dan su voto de confianza y yo no los defraudo, así va la cosa. Pablo camina a mi lado y cuando llegamos a la azotea, dejo que la brisa acaricie mi piel.

—Mira como se mueve mi pelo —mi novio señala su cabeza y yo sonrío.

—A mí no me pasa eso.

—Eso es porque eres calvo —dice burlón y acaricia mi cabeza rapada.

—Y bien guapo, ¿no? —le guiño un ojo y él rueda los ojos de forma divertida.

Nos quedamos unos instantes en silencio. Camino hasta el muro de la azotea y apoyo mis codos en él. La ciudad está iluminada y es bonita verla así, sin tanto caos.

—Es preciosa —comenta Pablo leyendo mi pensamiento.

De pronto, recuerdo por qué hemos subido aquí.

—Pablo... Dark me ha vuelto a hablar —confieso y él abre los ojos como platos.

—¿Qué te ha dicho ahora ese cabrón?

—Nada malo, de momento. Son mensajes del tipo "no es malo ser homosexual", "acéptate tal y como eres".

Pablo frunce el ceño y se acerca a mí un poco más para ver mi cara.

—Pero tú ya te aceptas, ¿no?

—Sí, claro que sí. Pero creo que hay algo más detrás de todo esto. A veces me envía mensajes que me demuestran que sabe lo que hago en cada momento y... —no puedo continuar porque un escalofrío recorre mi cuerpo.

—¿Dante sabe que te habla?

—Sí. Se nota que se preocupa mucho y eso me demuestra que es un buen hermano —aseguro.

Pablo me coge de las manos y les da un beso.

—Averiguaremos quién es Dark y por qué no deja de acosarte, ya lo verás.

—Gracias, Pablo.

Me acerco a su cara y le planto un beso. Él baja sus manos hasta mi trasero y yo le muerdo el labio.

—¿Aquí mismo? —pregunta travieso y yo me río.

Como respuesta, sigo besándolo. A veces una acción vale más que una respuesta.

Mi obsesión (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora