—Señorita, debe alejarse del cadáver —interviene un médico intentando alejarme de Arán.
—¡No! —grito y abrazo a mi mejor amigo con fuerza.
—Entiendo tu dolor, pero...
—¡Tú no entiendes mi dolor! ¡Arán era una de las personas más importantes en mi vida! —grito con todas mis fuerzas mientras sollozo agarrando la cara de mi mejor amigo.
—Necesitamos llevarnos su cuerpo —vuelve a hablar un poco más suave.
De pronto, recuerdo que no pude decirle que yo también le quería por última vez. Trago saliva y sin hacer caso a los sanitarios, abrazo su cuerpo sin vida.
—Yo también te quiero, Arán. Siempre te querré —susurro.
Sin darme tiempo a más, entre unos cuantos sanitarios, me separan de su cuerpo para llevárselo.
—¡Arán! —grito por última vez.
Cuando me sueltan, miro a mi alrededor. Toda la casa está llena de policías y personal sanitario. En una esquina veo a Dante hablando con un policía. Me acerco lentamente hacia ellos.
—Pami... —susurra él y lo abrazo para llorar juntos.
Cuando nos separamos, miro al policía.
—¿Quién ha sido? —pregunto dolida y furiosa. Se queda en silencio y yo me pongo más nerviosa—. ¡Que me digas quién se ha atrevido a matar a mi mejor amigo!
No dice nada. Unas voces nos interrumpen y me giro hacia el lado derecho. Entre dos policías se están llevando esposada a Carla. ¿Qué?
—¿Por qué se están llevando a tu madre? Ella no ha podido hacer nada. ¡Se están llevando a una persona inocente! —grito furiosa y miro a Dante para que haga algo.
—Pami... Ella fue quien le clavó el cuchillo a Arán —confiesa con voz temblorosa y yo siento como mi vida se desmorona por segundos.
—Imposible...
—Pamela García, debe venir a comisaría a declarar —interviene una policía, pero no la escucho.
No me puedo creer que mi mejor amigo esté muerto y que la persona que le dio la vida, haya sido quien se la ha arrebatado en un suspiro. No puede estar muerto, no. Tiene que ser una pesadilla.
Me pellizco varias veces hasta dejarme el brazo rojo. No es una pesadilla. Arán ha muerto de verdad. Me siento en el suelo mientras sollozo porque mis piernas ya no aguantan mi peso. De pronto, las palabras que dijo antes de darme el colgante vienen a mi mente.
"Esto es para recordarte siempre que pase lo que pase, tus alas seguirán siendo hermosas. Aunque haya días que no lo creas, yo siempre estaré contigo para recordártelo".
Me mentiste, Arán. No estarás conmigo para recordármelo. ¿Por qué te has tenido que ir? ¡Te necesito a mi lado!
***
¡Hola! Me paso por aquí para avisar de que tan solo quedan cuatro capítulos para llegar al final de la historia... :'(
-Natalia González.
ESTÁS LEYENDO
Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...