La clase del profesor Marco ha empezado. Me he sentado al final, como siempre. La excepción es que Sabrina y sus amigos se han sentado cerca de mí y eso me atormenta. Sólo espero que me dejen en paz, no soportaría tener un ataque de pánico delante de todos. ¿Y si nadie me ayuda y me muero?
—Hoy tenemos con nosotros a dos chicos nuevos —anuncia el profesor y frunzo el ceño.
Por la puerta aparecen dos chicos un poco parecidos entre sí. Son atractivos, la verdad.
—Presentaos.
—Yo soy Arán —se presenta uno de ellos con una pequeña sonrisa. Es un poco más bajito que el otro y tiene la cabeza rapada. No está nada mal.
—Dante —dice a secas el otro y ambos se sientan donde hay sitio.
Dante es alto y tiene el pelo rapado a los lados, pero más largo en la parte de arriba, sujetado por un moño. La clase sigue y con ella, mi infierno.
—Gordibola —susurra un chico y suspiro.
—Gorda, haznos los deberes de matemáticas —pide otra persona.
Intento ignorarlos y centrarme en el profesor, pero no me dejan en paz. Siguen susurrándome cosas y me estoy cansando, pero no puedo hacer nada.
—Normal que tu madre se muriera. Yo también lo haría si tuviera una hija como tú —canturrea Sabrina y siento como si mi corazón se estrujara.
Pueden meterse conmigo, pero no voy a dejar que hablen de mi madre.
—¡Basta! —grito enfurecida y se quedan perplejos.
—Pamela García, ¿qué ocurre? —pregunta el profesor de mala gana.
—Ellos estaban...
—¿Sabes qué? No voy a perder más tiempo de clase. Estás castigada —sentencia el profesor y no me sorprende. Sabrina y su pandilla siempre se salen con la suya.
—Te lo mereces —me susurran burlones y siento como mis ojos se cristalizan.
Odio mi vida.
—¿Está de broma? ¡Los otros chicos han estado molestándola toda la clase! —salta a mi defensa Arán y me quedo de piedra.
¿De verdad me está defendiendo delante de todo el mundo? Será porque es nuevo y todavía no sabe que a mí todos me pueden molestar sin ninguna consecuencia.
—Como tienes tantas ganas de defender a Pamela, tú también estás castigado —replica el profesor y Arán aprieta los puños, pero no dice nada.
Todos comienzan a hablar, pero de pronto, se callan.
—Capullo de mierda —susurra su hermano, Dante. Parece que no se esperaba que todos se callaran de golpe por su expresión.
—Nuevos y ya dando problemas.... ¡Los tres castigados después de clase!
Trago fuerte porque me da vergüenza tener que quedarme castigada con dos chicos totalmente desconocidos. Además, están castigados por mi culpa. Si yo me hubiera quedado callada, ya estaba.
Cuando las clases terminan, me dirijo con muchos nervios al aula de castigo. Espero que no sea demasiado incómodo.
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Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...