Cinco años después:
—Daniela, no deberías comer tanto helado —regaño a la hija de Leo y ella rueda los ojos.
—¡Ya tengo diez años! —replica haciendo un puchero.
—Tu hermano también quiere, debéis compartir.
—¡Yo quero! —asegura el pequeño Hugo y sonrío.
Le doy un poquito de helado y dejo que juegue con sus juguetes.
—Bueno, Pamela, me estabas contando tu historia —me recuerda y asiento.
—¡Ah, sí! ¿Por dónde me había quedado?
—Me decías que tanto Carla como Tomás entraron en prisión.
—Sí, ambos entraron en prisión. Tu padre entró por unos meses, como ya sabes... —me revuelvo incómoda en el asiento.
—No te preocupes, Pamela. Ya sabes que no volví a verlo jamás. Eso dice mucho de cómo es —comenta y me muerdo el labio inferior.
—Eres una niña muy lista a pesar de tener solo diez años —admito y me sonríe mientras sigue comiendo su helado de fresa.
—Gracias. Tú me enseñas mucho, la verdad. Gracias por cuidarnos a mi hermano y a mí. Por cierto, ¿qué pasó con Dante?
—Nos casamos hace tres años —respondo feliz y miro mi anillo.
—Me alegro mucho por vosotros. Vuestro bebé será muy amado —asegura y ambas bajamos la mirada a mi tripita.
—Tengo tantas ganas de que nazca...
—Me has contado muchas historias de Arán y estoy segura de que habría querido mucho a su sobrino.
Por instinto, siento la necesidad de tocar el colgante en forma de mariposa que me regaló hace muchos años. Cada vez que tengo un mal día, leo las palabras grabadas; "Vuela alto, mariposa".
—Sé que siempre nos protege desde el cielo. A Dante, a mí, y ahora a nuestro precioso bebé.
Nos quedamos en silencio y miro a Hugo. Tiene la edad de Daniela cuando empecé a cuidarles. He vivido tantas cosas con estos dos niños... Ya forman parte de mi día a día. Para mí son mi familia.
—Por cierto, Pamela, ¿qué pasó con tus pensamientos malos al final?
Suspiro mientras acaricio mi colgante.
—Tuve personas cruciales en mi vida que me enseñaron que todos los cuerpos son válidos, sean como sean. Desde entonces, me he esforzado en querer cada parte de mi cuerpo. Todavía tengo algún que otro complejo, pero con mucho amor, lo he podido superar. Amor hacia mí misma, digo. ¿Sabes lo que es la palabra filautía?
—No, ¿eso existe?
Me río y la miro con ternura.
—Filautía simboliza el amor propio.
—¿Por eso lo tienes tatuado? —pregunta mirando mi brazo.
—Sí. Este tatuaje —digo señalándolo—, me recuerda que el amor propio es el más importante de todos. Para poder querer, primero debes aprender a amarte a ti misma.
—Eres tan sabia... —dice con los ojos muy abiertos.
—Yo voy a intentar educaros siempre con unos valores que espero que jamás se os olviden. Y lo primero que tienes que aprender en la vida es quererte a ti misma —sigo hablando y Daniela asiente.
—Te quiero, Pam —dice con ternura y la abrazo.
—Yo también os quiero —admito y los abrazo.
De pronto, siento un pinchazo y me separo de ellos.
—Au... —me quejo y ellos me miran confundidos.
—¿Qué pacha?
De pronto, siento como si un globo de agua se estallara en mis piernas.
—¡Te has meado! —exclama Daniela y la miro con los ojos muy abiertos.
—El bebé ya viene —aseguro.
Ahora sé que tengo que ser una muy buena persona y educar a mi hijo como Arán lo habría hecho. Su muerte jamás caerá en el olvido.
<<Prometo que tu sobrino conocerá cada historia que hemos vivido contigo, mejor amigo.>>
¡Fin!
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Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...