Al entrar en el salón, veo a los gemelos sentados en el sofá viendo una película. Siento un gran alivio invadir mi cuerpo.
—¡Estáis aquí! —grito aliviada y corro a sus brazos.
Ambos me abrazan con confusión.
—No me malinterpretes. Me encanta verte, pero... ¿A qué viene esto? —pregunta Arán y me separo de ellos. Siento como las lágrimas amenazan por salir.
—Yo... Sólo quería estar con vosotros.
—¿Qué cojones te ha pasado? ¡Estás sangrando! —interviene mi novio en cuanto me ve la cara.
—La madre de Sabrina quiso vengarse de mí porque mi padre la ha dejado —cuento y ellos abren los ojos como platos.
—Chicos, os toca limpiar la cocina —interviene Carla entrando al salón—. ¿Pamela?
—Hola, Carla. Yo... Siento molestar.
—¡No molestas! ¿Estás bien? Tu cara... —se acerca a mí preocupada.
—Solo son un par de rasguños —aseguro con una pequeña sonrisa.
—Dante, deberías hacerle las curas —pide su madre y él asiente con la cabeza.
—Voy a prepararlas en el baño —avisa antes de darme un pequeño beso en la frente e irse.
—Carla, me gustaría hablar contigo un momento —habla Tomas y ella eleva las cejas.
Sin pronunciar palabra, ambos se alejan hacia la cocina y me quedo a solas con mi mejor amigo.
—Menos mal que no te ha pasado nada más grave —confiesa y se levanta del sofá.
—¿Sabes en qué pensé mientras me pasaba todo esto?
—Podría ser cualquier cosa —asegura riendo y yo me muerdo el labio inferior.
—Pensé en el día en que me dijiste que era como una mariposa.
Su mirada denota que se ha sorprendido. Su sonrisa se ensancha y yo me siento feliz al verlo.
—No me arrepentiré jamás de eso, Pam. Cada conversación que hemos tenido, se ha basado en la verdad. Eres una persona tan bonita... —comenta y me limpio una lágrima traicionera que se me ha escapado.
—Jamás sabré cómo agradecerte que seas tan buena persona conmigo.
—Tengo algo para ti. Esperaba dártelo otro día, pero hoy es el indicado —confiesa y elevo las cejas.
—¡No tenías por qué!
Se da media vuelta y abre un cajón. Rebusca un poco en él hasta sacar una pequeña caja gris.
—Esto es para recordarte siempre que pase lo que pase, tus alas seguirán siendo hermosas. Aunque haya días que no lo creas, yo siempre estaré contigo para recordártelo —comenta mientras me extiende la caja.
Lo miro con admiración. Realmente lo quiero. Abro la pequeña caja con manos temblorosas y me sorprendo al ver un colgante en forma de mariposa con unas palabras grabadas: "Vuela alto, mariposa".
—Madre mía, Arán. Es precioso... —admito y lo abrazo con fuerza.
—Te quiero muchísimo —dice en un susurro antes de sentir todo su peso sobre mí.
—¿Arán? —pregunto preocupada y al ver que no responde, miro su cara.
Tiene los ojos muy abiertos y una lágrima cae rodando por su mejilla. Sin poder soportar mucho más su peso, ambos caemos al suelo y me doy cuenta de que tiene un cuchillo clavado en la espalda.
Mi corazón se parte en dos y siento como si la vida se me fuera de las manos.
—¡Arán! —grito con todas mis fuerzas y cojo su cara con mis manos—. Dime algo, por favor. No te mueras, aguanta. ¡Una ambulancia!
El llanto sale de mi garganta con todas mis fuerzas. No puedo controlarlo. Dante no tarda en aparecer en el salón y corre hacia su hermano tendido en el suelo.
—¡No! —grita mientras el suelo se va llenando con su sangre.
Miro fijamente el cuerpo de mi mejor amigo y me doy cuenta de que ya no respira. Se ha ido. Y con él, una parte de mi corazón.
***
Este capítulo es corto pero intenso... ¡Preparad pañuelos! :(
-Natalia González.
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Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...