14: Leo

460 33 1
                                    

Mi padre me ha dejado una nota en la mesita de noche. Creo que ha estado evitándome, pero no me importa. Estoy bien sola. Me acerco a la nota y me sorprendo al leerla.

"Pamela, no voy a estar en casa por unos días. Un cliente irá a casa a organizar unos papeleos, espero que lo recibas como es debido."

Perfecto, mi día a solas se va a la mierda. No me da tiempo a nada cuando escucho el timbre de casa. ¿Tan pronto viene? Ni me he lavado los dientes.

Salgo de la cama dando un salto y el timbre vuelve a sonar. Qué insistencia. Cuando abro la puerta, me encuentro con un chico joven. Tendrá unos veintipocos años. Es pelirrojo y me mira con una amplia sonrisa.

—¿Pamela García? —pregunta elevando las cejas y yo asiento—. Llevaba ya tiempo queriéndote conocer. Tu padre me ha hablado mucho de ti—comenta y me sorprendo.

¿Mi padre hablando de mí? Creo que será lo más raro que vaya a escuchar en todo el día.

—Bueno, pasa —me pongo a un lado y el chico entra.

—Por cierto, soy Leo —se presenta y le sonrío.

—Encantada, Leo. El despacho de mi padre está al fondo del pasillo —le explico y él asiente.

—Gracias.

Se aleja por el pasillo y yo voy a la cocina a prepararme el desayuno mientras miro mi móvil.

@aran00rc: Pam :) ¿Estás mejor?

@pamela.garcía: Me alegra mucho que me escribas, Arán. Sí, estoy mucho mejor. Ya casi no me duele el brazo por la caída.

@aran00rc: Cualquier cosa, no dudes en escribirme. Ahora te dejo que voy a estudiar para el próximo examen. ¡Chaito, amiga! :P

Sonrío y le escribo que le vaya bien. Me ha llamado amiga... Quizá me merezca ser querida, a pesar de mi cuerpo. Termino de desayunar y me adentro en el pasillo para ir a mi habitación y limpiarla un poco; está hecha un desastre.

Al abrir la puerta, grito del susto.

—Pamela, perdona —se disculpa Leo y llevo la mano a mi pecho, donde se sitúa el corazón.

—¿Qué hacías aquí?

—Me confundí, creía que este era su despacho —dice rápidamente y frunzo el ceño.

—Se ve perfectamente que en la puerta pone una P de Pamela —digo obvia y Leo se muerde el labio inferior.

—Me tengo que ir —asegura y me empuja para salir corriendo de mi casa.

Mi espalda impacta contra la puerta y siento un fuerte dolor por haberme clavado la manilla.

—¡Vuelve aquí! —grito al recuperarme y corro hacia la puerta de la entrada, pero es tarde, Leo se ha ido.

Doy un portazo a la puerta principal y me muerdo las uñas. ¿Qué hacía en mi habitación? Voy corriendo de vuelta a ella y la examino para ver si me ha robado algo, pero está todo en su sitio.

Qué extraño...

Mi obsesión (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora