Salgo de la ducha y me miro en el espejo de la habitación. Mis lorzas hacen que quiera romper el espejo para no volver a verme nunca más. Me doy asco. Aparto la mirada del espejo y me pongo un chándal a modo de pijama.
Cuando ya me he cansado de insultarme mentalmente, voy a la cocina para prepararme unas palomitas de maíz. Papá está preparándose un bocadillo.
—Hola, Pamela —saluda sin mirarme—. Tengo que irme a trabajar, me toca turno de noche. Me voy a llevar un bocadillo para el descanso.
Cómo no, papá siempre está fuera de casa.
—Que vaya bien —digo sin prestar demasiada atención.
—Es viernes por la noche, Pamela, ¿por qué no sales por ahí? Siempre estás metida en casa.
Ya empieza con el sermón de siempre. Lo miro mientras las palomitas hacen ruido en el microondas.
—Ya sabes que no tengo con quién salir —replico y suspira.
—Ni siquiera lo intentas.
Sus palabras me hieren porque no sabe el infierno por el que paso cada día. Mi padre no sabe nada de mí, ni se molesta en intentar entenderme.
—Tú sólo crees que soy una desgracia —digo enfadada y deja de hacerse el bocadillo para acercarse a mí.
—¿Sabes qué? Te obligo a que salgas de casa y te vayas a dar una vuelta. Me da igual dónde vayas, sólo vete —ordena y entreabro los labios.
—¿Hablas en serio?
—¡Vete! —grita enfurecido y mis ojos se llenan de lágrimas.
Soy muy sensible, lo admito.
—¡Si mamá siguiera viva, todo sería mejor! —grito de vuelta y sin esperar respuesta, salgo de casa dando un portazo.
¿Quiere que me vaya? Pues eso hago. Comienzo a caminar por la calle y noto que la gente me mira.
"Pamela, es tu mente. Nadie te mira", me intento decir a mí misma.
Mi padre siempre es así conmigo. Me obliga a que salga de casa cuando realmente no tengo ganas de hacerlo. ¿No entiende que simplemente me da vergüenza que la gente me mire? Mi cuerpo me acompleja, pero no sé qué hacer para cambiar.
Sigo caminando sin rumbo fijo hasta que me choco contra alguien.
—¡Ay! —escucho quejarse a alguien y levanto la cabeza.
Increíble. Es Sabrina, la chica que lleva torturándome durante años. Comienzo a creer que el destino está en mi contra.
—Lo siento —digo en voz baja e intento seguir adelante, pero me coge del brazo para frenarme.
—¿Te has mirado en el espejo antes de salir de casa? Estás horrible —espeta asqueada y suspiro.
Si mi madre estuviera conmigo, podría aconsejarme y apoyarme para que las opiniones del resto no me afectaran. Pero ella no está aquí y yo soy una cobarde.
—Tengo que irme —aseguro rezando internamente para que me deje ir.
—Deberías hacer ejercicio, te estás poniendo como una vaca —dice burlona y consigo deshacerme de su agarre para salir corriendo.
Comienzo a llorar mientras corro para escapar de esa calle y de Sabrina. No puedo evitar no llorar, mi vida es un infierno. Recibo constantemente comentarios malos hacia mi cuerpo y me odio por no poder ser como los demás quieren que sea.
***
Bienvenidxs a esta nueva novela!! Espero que os guste, está hecha con todo el cariño que podría darle.
Cualquier aportación es válida :)
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Mi obsesión (COMPLETA)
Teen FictionPamela es una adolescente que tras la pérdida de su madre, comienza a tener ataques de ansiedad y a subir de peso. Como consecuencia, todo el mundo se burla de ella para intentar hundirla más, hasta que sin esperarlo, alguien que se hace llamar @dar...