Louis, desde su adolescencia, fue prostituido al presentarse como omega recesivo.
Harry, futuro heredero de la más grande mafia de toda Italia, compraría al omega sin saber las consecuencias de aquello.
La punta y la base de la gerarquia unidas por...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El olor a pesadas feromonas de miedo y tristeza empezaron a rodear la sala de estar. Louis siendo incapaz de notar aquello, concentrado más en silenciar sus sollozos entre sus manos.
-Louis - llamó el ojiverde, acercándose al pasillo- il mio piccolo sole [mi pequeño sol]- suspiró, preocupado, atrapando entre sus brazos al más pequeño, quien sollozaba contra su pecho.
- No debes dejar que nada malo te suceda Harry, por favor, Matty y nuestro pequeño frijolito te necesitan aquí, necesitan a papá -sollozó con dolor, apretando la camisa del alfa entre sus manos.
Cara miraba la escena con cierta culpa. Quizás debía haber llevado a Harry a otro lugar para hablar sobre el tema. Pero muy en el fondo de su ser, tras toda esa culpa que empezaba a crecer en su pecho, sabía que Louis debía saber la verdad, debía estar preparado para firmar papeles y organizar el funeral de su amante si las cosas se salían aún más de control.
- ¡¿Por qué simplemente no nos deja en paz?!- gritó Louis, cayendo de rodillas, con espesas lágrimas bañando su rostro.
- No lo sé cariño, no lo sé.- susurró, apretando más contra su pecho el delgado cuerpo del omega- Mataré a todos y huiremos, te lo prometo- susurró.
- Louis, ahora eres parte de la Bratva, no solo tú, sí no cada integrante de la pequeña familia que estás formando. Haremos lo posible para mantenerlos a salvo- sonrió, despidiéndose junto al beta.
Harry atrapó a Louis entre sus brazos, cargándolo nupcialmente hasta su habitación, recostándolo dulcemente sobre la cama.
-Traeré a Matty, estoy seguro que estará feliz de dormir con nosotros - besó la frente del omega, caminando hasta el pequeño corral junto a la ventana, tomó al bebé entre sus brazos y lo recostó en el medio de ellos.
El omega acarició la pancita del menor, arrullandolo. Matthew sonreía adormilado, derritiendo el corazón de sus padres, quienes harían de todo para que aquella hermosa sonrisita jamás desaparezca.
Pero, para desgracia de la pequeña familia, la mala suerte parecía perseguirlos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
