V E I N T I O C H O

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—Debo irme —volví a decir mientras me alejaba

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—Debo irme —volví a decir mientras me alejaba.

—Un ratito más, por favor —rogó Andrés volviéndome a besar.

Renegué y me quejé frustrada mientras me volvía a acostar en la cama.

Esa semana que mi mamá se quedaría conmigo había sido la más larga del año, de alguna forma decirle que me iba a ver con Andrés me daba vergüenza, así que teníamos que pensar excusas para poder encontrarnos en su departamento.

Y de cierta forma, el saber que estábamos siendo fugitivos, nos excitaba, así que teníamos rondas muy divertidas de sexo.

Pero terminaba pasando eso, no nos queríamos soltar después y yo si o si debía volver con mi mamá, ya que el tiempo era contado.

—Me voy, debo ver a mi mamá antes de trabajar —me levanté sin escuchar sus protestas y junté mi ropa para vestirme, tenía el cabello hecho un desastre y todo el maquillaje corrido.

Bien que se iba a creer mi mamá que volvía de estudiar, con frustración entré al baño y me arregle lo mejor que pude, con el maquillaje no hubo caso así que me termine lavando la cara, luego le diría que me entró calor o algo parecido.

Andrés me esperaba con un puchero sentado en la cama, viendo como iba y venía juntando todas mis cosas.

—¿Puedo acompañarte? —Preguntó enfurruñado.

Lo miré con los ojos entrecerrados, no era buena idea, pero yo estaba igual o peor que él, así que me rendí y asentí apresurandolo para salir rápido de su departamento.

Había sido todo un proceso el decirle a mi mamá que Andrés era mi novio, aunque ya ella lo sospechaba, como toda madre bruja, no fue hasta que a mi vecino se le zafó en una comida y le preguntó qué le parecía mi novio.

Yo estaba trabajando cuando tuvieron esa conversación, así que no se qué cara puso y aunque mis vecinos intercedieron por mi, igual mi mamá en un comentario no tan casual, me preguntó cuándo pensaba decirle que tenía novio.

Claro está, esa doña no tenía ni idea de todo el desmadre de noviazgo que tenía, tampoco tenía que saberlo, yo era defensora de que en los problemas de pareja no había que interceder terceros, por ende, eso de andar divulgando los problemas no era lo mío.

Pues en mi lógica, cuando tu comentas tus problemas a alguien, ya le estas dando luz verde a que opine acerca de eso. Por eso, si nadie sabe, nadie se mete.

Por lo que cuando me tocó hablar de Andrés, tuve que resaltar todo lo bonito y hermoso que habíamos vivido y pasado. Por supuesto, yo más que nadie tenía presente todos y cada uno de los baches que habíamos tenido. Pero de nuevo, ella no tenía porqué saberlo.

Eso también me sirvió a mi, porque ahí fue que caí en cuenta que no importa que tan mal y que tan sola yo estuve durante todo ese tiempo, en cada mal momento, estaba él siendo mi soporte, en cada recaída, estaba él dándome aliento, y aunque sí fue responsable de muchas de mis crisis existenciales, también fue el impulso para salir de mis depresiones. Creía que sola no hubiese podido hacerlo.

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