En medio de todo entendí muchas cosas, seguía creyendo que el psicólogo estaba más loco que yo, pero llevaba un poco de razón en todo lo que decía, yo nunca estuve bien, nunca deje de tener depresión y mucho menos perdoné a Andrés, simplemente disfracé todo lo que me pasaba para que se viera bien para los demás, yo nunca quise avanzar, solo quería estar bien y fingí que todo estaba bien.
No podía seguir así, al menos si quería salvarme, debía dar un paso al costado y salir del círculo vicioso en el cual estaba caminando. La culpa ya no era de mi mamá y toda la presión que ejercía sobre mí, ni era de Andrés y todo lo que me había hecho, mucho menos era de las cosas que había pasado en Argentina, los hechos que habían ocurrido ya no los podía cambiar, pero seguía vagando una y otra vez en ellos y solo conseguí consumirme a ese punto en el que ni yo misma me reconocía.
Esa noche llegaba Andrés de Buenos Aires, me había escrito para decirme que esa noche tenía una juntada con sus amigos y quería que lo acompañara, creí que sería un buen momento para hacer un alto al fuego y disfrutar un buen momento con él antes de hablar de todo lo que había pasado y decirle lo que había decidido.
Quedamos de vernos a la noche para ir a la reunión, dijo que pasaría por mí, pero que dormiría un poco después del vuelo y que lo llamara cuando estuviera lista, pero me dije, ¿para qué hacerlo bajar hasta mi casa si igual su amigo nos busca en su casa?, mejor ya voy yo directamente. Pero nada en mi vida es tan fácil como lo pienso.
Salí con mi mochila para vestirme en su casa, con mis cosas de maquillaje y peinado, ya eran pasadas las nueve y ya estaba oscuro, pero era sábado, creí que la calle estaría llena de gente, pero no, yo no tenía buena suerte, estaba oscuro, solo y las luces de la calle no se habían prendido esa noche.
Igual trate de no pensar en nada, caminé rápido, mirando a todos lados, y cuando ya estaba a dos cuadras, vi un repartidor, tocando timbre en una casa, todo bien hasta ahí, si la casa no estuviese abandonada con anuncio de derrumbe, me di cuenta tarde, cuando ya el tipo estaba encima de mí con un cuchillo de cocina pidiéndome el teléfono, ¿Cuantas probabilidades hay que te roben en Tucumán a las 9:40 pm a tres cuadras de la policía? No lo sé, quizá una en millones, y yo era ese uno en millones, no me iba a dejar robar, menos en ese momento que estaba sin trabajo, eso no iba a pasar, así que grite con todo lo que tenía, asustando al sujeto, logrando que me soltara, aproveche su momento de confusión para correr, él salió en contramano por la calle, así que no me siguió, corrí a todo lo que mis piernas me permitieron y vi a un chico saliendo de su auto, llegue hasta él y lo agarre por el brazo, él me miró confundido, creo que lo asuste, pero no me importó, mi corazón estaba tan acelerado, y mi respiración irregular, como pude le hice señas.
—Esa moto, me intentó robar, corrí, no pasó nada —ni yo entendí lo que dije así que no sabía si él me había entendido. Pero él miró detrás de mí y me asintió, me tomó por los brazos porque parecía que me caería en cualquier momento, todo me estaba temblando.
—¿Estás bien? —Trato de mirarme para ver si tenía una herida, pero yo me alejé de él y asentí tratando de regular mi respiración.
—Tenía un cuchillo de cocina, no me hizo nada, se hizo pasar por delivery, solo grité y corrí, salió a contramano, por suerte no me siguió.
—Que desgraciado, se aprovechan de que la ciudad está sola por vacaciones, ¿Vas lejos? ¿Te acerco? —ofreció señalando su auto.
Sonreí tímida y negué con la cabeza.
—Gracias, pero voy a mitad de calle, no creí que pasaría nada ya que solo eran cuatro cuadras, pero no es mi día, gracias de nuevo, lamento asustarte.
—No por favor, menos mal corriste, cuídate —sonrió y se despidió.
Lo mire detalladamente y me di cuenta de que era muy guapo, ciertamente el susto no me había dejado siquiera verlo, yo ni siquiera sé qué pensé cuando me acerque a él con aires de loca, no es como si fuese a correr conmigo, solo estaba asustada, no pensé en algo.
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Destinados ✔
RomanceEl problema de estar enamorados, en el momento equivocado, es que lleva a hacerse mucho daño a ambas partes, cuando quieres darte cuenta has estirado tanto la situación que ya no hay marcha atrás. ¿Cómo recomponer las piezas de tu corazón? A veces...