TREINTA Y SEIS

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Los días siguientes sin Andrés, no fueron fáciles del todo, tuve que trabajar, estudiar para mis exámenes, volver a mi rutina familiar, encargarme de mi hija, tener una vida social, ir a mis terapias

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Los días siguientes sin Andrés, no fueron fáciles del todo, tuve que trabajar, estudiar para mis exámenes, volver a mi rutina familiar, encargarme de mi hija, tener una vida social, ir a mis terapias. Podía ser poco, pero en mi mente sonaba como poner mucho esfuerzo de mi parte.

Cada vez que salía de mi casa pensaba en lo difícil que era enfrentar el mundo y debía tener una gran batalla conmigo misma para convencerme de que todo estaba bien ¿Realmente lo estaba? Por supuesto que no, pero me esforzaba por ello.

Muchas cosas no tenían sentido para mí y cuando fui al psicólogo luego de un mes, me di cuenta de que había retrocedido en mi propia confianza, sin embargo, me hizo ver las cosas buenas que había hecho, le conté mi inseguridad hacía Andrés y todo lo que me ocasionaba saber que tenía comunicación con sus ex's, a su vez el miedo que me daba que al volver se repitiera la misma historia.

Me dijo dos cosas.

1. Estar en una relación sin confiar en tu pareja era como estar destinados al fracaso desde el comienzo.

Cosa que yo ya sabía pero que me negaba a aceptar.

2. Si no empezaba a tener confianza en mí misma entonces esas inseguridades iban a volver, una y otra vez.

Si, también lo sabía, pero no sabía a qué se refería con "seguridad en mí misma", ¿acaso no se daba cuenta que ni siquiera me podía ver en un espejo? Así que si, comenzamos por ahí, por lo más básico, me envió a un nutricionista y empezar con un nuevo plan alimenticio que me hiciera recuperar los kilos que había perdido hacía tiempo y que no había podido recuperar.

No fue fácil, el nutricionista me hizo tantas preguntas que me sentí incómoda, tuve que revelar ciertas cosas que había pasado y aún me causaban desazón contar, pero que al parecer era necesario para mí diagnóstico. Para la segunda semana de estar sola ya tenía una nueva dieta y nuevos ejercicios del psicólogo.

Si, era la loca que le hablaba a su reflejo frente al espejo, debía decirme todos los días frente al espejo tres cosas que me gustaran de mí, no mencionaré lo incómodo que fue desde el comienzo.

Cuando comencé con la nueva dieta, también comencé con un nuevo entrenamiento de ejercicios, quería agarrar kilos, entonces nuevas inseguridades llovieron sobre mí, ¿Y si engordaba mucho y ya no le gustaba a Andrés? ¿Y si engordaba tanto que no podría verme los pies? ¿Y si...?

Para la siguiente semana el psicólogo me dio una gran cachetada mental y comenzamos casi desde cero.

Iba todo bien, juro que sí, pero ese fin de semana fui a visitar a mi mamá, como ya se empezaba a hacer costumbre y ella me pidió que le configurara un teléfono viejo que yo tenía porque el de ella estaba fallando, así que lo empecé a formatear, cerrar todo, asegurarme que no tuviese nada importante antes de eliminar todo y fue ahí cuando di con algo que quizá, no tenía que haber visto.

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