CUARENTA Y CUATRO

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Cuando desperté estaba desorientada, me encontraba en una habitación blanca, la luz era muy fuerte y me lastimó cuando intenté abrir los ojos, me moví un poco ya que me dolía mucho la espalda, sentí como alguien se puso a mi lado y abrí los ojos e...

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Cuando desperté estaba desorientada, me encontraba en una habitación blanca, la luz era muy fuerte y me lastimó cuando intenté abrir los ojos, me moví un poco ya que me dolía mucho la espalda, sentí como alguien se puso a mi lado y abrí los ojos exaltada tratando de alejarme, me sorprendí mucho al ver a mi mamá.

Ella parecía estar aliviada, me ayudó a sentarme y me paso un vaso con agua. Andrés entró a la habitación y sonrió al verme despierta.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó poniéndose a mi otro lado.

Asentí mientras tomaba agua.

—Mejor, pero me duele mucho la cabeza.

—Es normal —murmuró mi mamá mientras me tapaba con unas cobijas— estuviste mucho tiempo dormida y no has comido nada.

—¿Qué haces aquí? —La miré confundida.

Andrés se puso a mi lado y me apretó el hombro.

—Yo la llamé cuando te tuvieron que pasar calmantes —me miró con advertencia y no dije nada.

Suspiré tratando de no alterarme, suponiendo que cuando se termina en un hospital era normal que llamen a tu mamá, ella no dijo nada, no sabía si se había tomado a mal mi pregunta, pero no quería que se preocupara de manera innecesaria.

—Iré a buscar una enfermera.

Andrés salió de nuevo de la habitación y mi mamá se sentó en la cama, se me quedó mirando por mucho tiempo hasta que le pedí que hablara porque me estaba incomodando.

—Te drogaron, la policía necesita tu denuncia para proceder, aun así, el sujeto igual está arrestado por posesión de sustancias, si Andrés no hubiese llegado quien sabe que te hubiese hecho, has estado inconsciente por más de doce horas, tuvieron que pasarte calmante porque no pudieron controlar tus ataques de pánico, luego del primero vinieron otros y tú parecías quebrada, llamaron a tu psicólogo, él autorizó la medicación y está afuera esperando a hablar contigo.

Mi pecho se contrajo al escucharla, había evitado que se enterara de todos mis problemas y en menos de un día ya había conocido a mi psicólogo. Tuvo que ver algo en mi cara porque dejó de hablar por un momento, no la podía mirar a los ojos, no quería saber qué estaba pensando de mí.

—No puedo ni imaginar por qué no habías hablado conmigo de todo esto, tampoco te voy a cuestionar nada, pero quiero que sepas que estoy aquí y que soy tu mamá, no te voy a hacer daño, solo quiero estar para ti.

No siguió hablando, Andrés entró con una comitiva, había dos enfermeras, varios agentes de la policía, un médico y mi psicólogo, pidieron que nos dejaran a solas, así que mi mamá y Andrés salieron de la habitación.

Las enfermeras se encargaron de revisarme y volvieron a salir cuando terminaron.

—Carol, los resultados arrojaron que, si fuiste drogada con una fuerte sustancia, estás en tu derecho de poner la denuncia —la policía me habló con suavidad mientras sacaba una libreta.

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