V E I N T I N U E V E

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En casa existieron muchos momentos en los cuales no participé, vi desfilar fotos en donde yo no estaba y escuché anécdotas en las cuales yo no formaba parte

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En casa existieron muchos momentos en los cuales no participé, vi desfilar fotos en donde yo no estaba y escuché anécdotas en las cuales yo no formaba parte.

Crecí con ello, escuchando ese, ¿te acuerdas cuando...? Ah no, tú no estabas. Y era normal, porque yo estaba muy lejos, porque las cosas seguían pasando, porque era una familia muy grande y no siempre podíamos estar todos juntos, nunca me molestó eso.

Hasta que crecí y comprendí que era un eslabón perdido en la familia, no tenía un lugar, no era un miembro indispensable y no formaba parte de los recuerdos de nadie.

¿Complicado? No, me desanime, pero no deje que eso marcara mi historia, sin embargo, con los años comprendí que yo era diferente, la reservada de carácter explosivo, solía ser amargada y muy callada, no me gustaba compartir mucho y en general era normal verme sentada alejada de todos viendo a la nada. Ellos se acostumbraron a eso y yo también.

Yo nunca me sentí parte de ningún lado, al contrario, me sentía muy fuera de lugar a donde sea que me encontrara.

Por eso cuando tomé la decisión de irme, solo me pesaron cuatro personas, mis abuelos y mis padres, de ahí en más, eran solo espejismos que me ataban pero que no existían. Tenía marcada la idea de la familia unida y perfecta que no éramos, yo decía mi familia es muy importante para mi, pero cuando necesite de ellos, en los momentos más duros, me dieron la espalda, estaba sola, no había nadie tomando mi mano, entonces ¿quien era mi familia? No lo sabía, y quizá en ese momento, mientras veía a mi mamá compartir con mis tías, tampoco lo sabía, ya todo mi sistema había hecho un cortocircuito, ellos ya no eran indispensables para mí como yo los había creído hacía dos años atrás.

¿Estaba mal? No puedo saberlo, pero sí me hacía sentir mejor, con menos cargas a cuestas, más ligera.

Esa ligereza que parecía ser efímera, solo aparecía cuando sabía que algo no me importaba y no me generaba culpa. Sin embargo, ahí en medio de tanta gente una ansiedad conocida se empezó a apoderar de mi sistema, no estaba en donde quería estar y no estaba con las personas que quería estar, porque en realidad, no había un lugar en el cual quisiera estar.

Me sentía comprometida a pasar tiempo con ellos, la mitad de mi piso estaba allí, mi abuela y mi mamá me sostenían, pero igual sentía que ese piso se tambaleaba, mi abuela cada vez se perdía en la nebulosa de su propia edad y mi madre cada vez cuestionaba más cosas a las cuales no tenía respuesta.

Comencé a ahogarme en medio de ese piso que de repente se convirtió en un mar turbulento. Yo quería y necesitaba creer que todo estaba bien y que solo eran cosas pasajeras, pero era mentira, la máscara que había mantenido por tanto tiempo se estaba cayendo, todo el trabajo que había hecho durante meses para crear esa falsa estabilidad se estaba desmoronando en poco tiempo.

Todo comenzó a hacer estragos en mi, mi relación se empezó a ver afectada de nuevo porque de nuevo era una persona volátil, mi familia hablaba mucho, acusaba a Andrés de cosas que no eran ciertas, me presionaban cada vez más a pasar tiempo con ellos y hacer cosas que no quería.

De un momento a otro pase de estar sola a estar rodeada de viboras, no tenia otra palabra que las definiera, mi familia se habían convertido en viboras a mi alrededor que cada vez se enroscaban mas para ahorcarme.

Mis movimientos pasaron a ser criticados, cada acción era juzgada, de pronto ya no era libre de mi, no entendia que era lo que estaba pasando, pero comencé a ahogarme sin saberlo, cada vez que el teléfono sonaba mi corazón se aceleraba y un instinto de supervivencia crecía dentro de mi, quería apagar el teléfono y desaparecer, quería y necesitaba huir de cualquier persona en ese momento.

El trabajo ya no era un lugar seguro, puesto que la señora Cande se había vuelto parte de esas personas que me juzgaban, ella tenía una idea de lo que yo debía hacer y comencé a sentirme presionada a cumplir expectativas de una persona que no era nada mío.

Estaba mal y no quería reconocerlo, no quería darme cuenta de que me estaba convirtiendo en una bomba de tiempo, de nuevo.

Las noches se volvieron largas.

Seguro que tu novio te prohíbe vernos.

Ya no quieres pasar tiempo con nosotros.

No entiendo que te pasa, tu no eres asi.

¿Cómo vas con la facultad? Yo no estoy criando vagos.

¿Cuándo viene tu mami? Será tan lindo cuando vivan juntas de nuevo.

¿Qué te sucede? Habla conmigo por favor.

No lo soportaba, escuchaba las voces en mi cabeza, cada una exigiendo y juzgando a su antojo, escuchaba el desdén en sus voces como un tormento, el aire me comenzaba a faltar cada vez más, sin embargo me obligue a aguantar y me dispuse a repetir un mantra.

Ya va a pasar, ya va a pasar, ya va a pasar.

No era cierto, no iba a pasar, solo estaba comenzando y yo no lo iba a poder ocultar por mucho tiempo.

Y bueno, aquí comienza esa faceta que me costaba mucho decidir si iba o no iba, pero bueno, le damos a publicar y fingimos demencia (?

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Y bueno, aquí comienza esa faceta que me costaba mucho decidir si iba o no iba, pero bueno, le damos a publicar y fingimos demencia (?

Y bueno, aquí comienza esa faceta que me costaba mucho decidir si iba o no iba, pero bueno, le damos a publicar y fingimos demencia (?

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