Capítulo 12 Natalie: Listo...

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Había regresado al recinto de Luke después de haber hablado con Chimerius sobre Anabel. Luke me besó al regresar y me había preguntado cómo me había ido. Solamente sonreí y le dije: bien, estuvo bien. Y me fui a mi habitación. Estaba nerviosa por Anabel. Estaba nerviosa por lo que iba a suceder si la encontraban.

En fin, me quedé en mi habitación leyendo los libros que había comprado, los que había gastado con mil dólares, sí, mil dólares en libros. Pero en fin, era la plata de Luke, y aún me sorprendía de que no se había dado cuenta que había tenido una noche de pasión con Chimerius y no conmigo. Unos minutos más tarde alguien tocó la puerta de mi habitación y afirmó que era Luke, pero le dije que no quería que entrase porque quería estar sola, sin embargo, él entró.

- ¿Qué es lo que te pasa? –me preguntó sentándose en la orilla de mi cama. Me tapé la cara con la manta.

- Nada, solo quiero estar sola –murmuré.

- ¿Estás molesta conmigo?

- ¿Por qué debería estarlo?

- La verdad no sé, dímelo tú.

- Nada, Luke, nada –objeté aún con la cara cubierta. Escuché un suspiro y luego sentí que se levantó, pero no escuché la puerta cerrarse- ¿estás ahí?

- Si –me respondió- por favor quítate la manta.

Suspiré y me la quité de encima. Luke estaba parado cerca de mí y sus ojos azules me miraban fijamente. Él estaba por hablar, pero yo me apresuré al hacerlo.

- Cuéntame sobre la profecía –hablé y él se asombró.

- Es mejor que no lo sepas.

- ¿Por qué no? Tengo derecho, Luke. Pues tiene que ver conmigo y el destino del mundo –protesté levantándome de la cama. Él suspiró molesto.

- No y esto se queda aquí –aclaró molesto. Cuando él quiso irse, le cerré la puerta con magia. 

Se detuvo por un momento y soltó una risa a lo bajo, luego giró y me miró con furia.

- No juegues conmigo, Nat. Ya me conoces. No me gustan este tipo de cosas.

- Y a mí no me gusta que me oculten cosas, y más si se trata de mí –repuse. Me observó en silencio sin moverse.

- Natalie, abre la puerta –me ordenó lentamente. Lo miré intimidante- ahora –ordenó nuevamente. Sonreí.

- ¿O qué? 

Vi una llama que empezaba a crecer en sus ojos, pero no me inmuté de aquello, estaba confiada de que podía detenerlo.

- No quiero volver a pelear contigo, Natalie. Es mejor que hagas lo que te ordene, o verás sufrir a los que más amas –amenazó seriamente. Al principio no le hice caso, pero luego recordé: Anabel. Hiperventilé por unos segundos, tratando que calmar mi rabia porque sabía que si no me controlaba, podría hacer un gran papelón. Lo miré enrabiada por un momento y luego desvié mi mirada hacia la puerta.

- ¡Contritio! –exclamé destrozando la puerta en miles y miles de pedazos con un buen pedazo de pared. Eso hizo que Luke saltara en el lugar asustado por la explosión. El polvo me hacía toser, pero me mantuve firme- listo, está abierta ¿feliz? –terminé con una sonrisa falsa mientras me cruzaba de brazos- y tú serás el próximo en estallar así si me sigues amenazando, sabes que no estoy jugando.

Él miró los escombros y pasó un dedo en sus labios con una sonrisa burlona.

- Después quiero que limpies este desastre –ordenó señalando con el dedo los escombros esparcidos por toda la habitación- ¿entiendes?

Pesadillas Reales La Transformación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora